"Pudimos triplicar las ventas del 500E a 90 piezas – afirma Carlos Tavares en una visita a Mirafiori - Pero nos faltan los componentes”. La del consejero delegado de Stellantis no es una voz aislada: la falta de "recambios" sigue siendo el principal obstáculo para el mercado del automóvil, ya en plena transición a los eléctricos. Una clamorosa confirmación llegó el martes desde Detroit, el corazón de la industria automotriz estadounidense: Ford tenía que lanzar un advertencia de ganancias porque, debido a falta de componentes (semiconductores, pero no solo) y problemas de la cadena de suministro, en el tercer trimestre no completó la producción de 40-45 mil automóviles, en su mayoría SUV que garantizan las mayores ganancias. Una verdadera ducha fría que costará mil millones de dólares de lucro cesante al grupo que, por el contrario, se había asegurado de que se resolviera la emergencia.
Y sin embargo, Ford, una de las cinco acciones más apreciadas por los pequeños especuladores, goza de mayor atractivo en Wall Street que General Motors de la Stellaris: la cotización es igual a siete veces las ganancias, contra los tiempos de GM y los tres tiempos del grupo liderado por Tavares. La razón, explica el Wall Street Journal, radica en las ventas de F150, el Ford eléctrico ya a la venta en Estados Unidos mientras Equinoccio e Silverado, la respuesta de GM, no llegará hasta el próximo año. Stellantis, que también cuenta con el híbrido más vendido, el Jeep Wrangler, llegará con el Jeep eléctrico sólo 2024.
Coches averiados: faltan chips, baja producción
En definitiva, los problemas de abastecimiento heredados de los años de la pandemia y agudizados en la coyuntura actual siguen condicionando el desempeño de los gigantes automotrices. Una realidad que no impide que Stellantis obtenga resultados financieros positivos, de hecho excelentes, dice el CEO refiriéndose a la primera mitad del año, pero que arroja más de una incertidumbre sobre las opciones de política monetaria de la Unión Europea: ¿qué efectividad puede tener la aumento en el costo del dinero ante una situación caracterizada (no sólo en las cuatro ruedas) por la caída de la oferta más que por el auge de la demanda? Una situación enredada y compleja.
Los coches y la crisis de los chips: competencia de PC y smartphones
Hasta hace unas semanas parecía evidente que el aumento de la inversión en chips, tanto en Asia como en Europa y EE. UU., cerraría pronto la brecha entre oferta y demanda. Pero probablemente no será así: los grandes de la electrónica, asustados por la llegada de la recesión y la consiguiente caída de las ventas de PC y teléfonos inteligentes, están tirando de los remos en el bote. Dice Richard Gordon, vicepresidente de Gartner, el primer centro de estudios en el sector de la electrónica: “El aumento de la inflación y las tasas de interés combinado con el aumento en el costo de la energía está ejerciendo una fuerte presión sobre los bolsillos de los consumidores. De ahí la reducción de las inversiones: el sector crecerá sólo un 7,4%, cerca de un tercio del año pasado”.
Coches: Ford pero también FCA, Peugeot, Renault están frenando la producción
En definitiva, para los grandes nombres del euro la hambruna de chips aún no ha terminado. Stellantis tuvo así que recortar la producción en Melfi y Sevel di Val di Sangro pero también en Sochaux, la fábrica insignia de Peugeot y en España en Zaragoza. Renault calcula que se perderán 300 coches durante el año. Esto también conspira para la próxima recesión que los bancos centrales ahora consideran un paso obligatorio en vista de una futura recuperación.