Cataluña, hay cada vez más un aire de secesión. De hecho, la mayoría independentista del Parlamento catalán ha dado luz verde (72 votos a favor, 63 en contra) a la resolución que marca el inicio del proceso de ruptura de la unidad nacional, llevando al enfrentamiento frontal con el poder central Gobierno en Madrid más cerca.
Los separatistas la llaman “desconexión democrática”, algo que equivale a desconectar progresivamente, mediante la rápida aprobación de nuevas leyes locales que sirvan para crear las estructuras de un nuevo país soberano. Aun a costa de desobedecer las normas legislativas del estado español, a costa de Constitución aprobada por las Cortes en 1978, y a las sentencias del Tribunal Constitucional que en el recurso se señala explícitamente como "deslegitimado y sin competencia" por la sentencia de 2010 que rechazó una parte del estatuto autonómico ya sometido a referéndum, desatando la ira secesionista.
Es precisamente al Tribunal Constitucional al que se aferrará con toda probabilidad el presidente del Gobierno, Marian Rajoy, para repeler el asalto catalán. “Usaremos toda la fuerza de la ley y la democracia”, dijo el Primer Ministro en su primera declaración institucional en respuesta al desafío. El Consejo de Ministros se reunirá el miércoles en sesión extraordinaria para estudiar todas las contramedidas necesarias.
La votación del Parlamento, acogida con coros independentistas por cientos de manifestantes reunidos frente a la sede del Parc de la Ciutadella de Barcelona, marca, no obstante, el desafío más grave a las instituciones registrado en España tras el intento de golpe de estado del teniente coronel Tejero del 23 de febrero de 1981. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que lleva días insistiendo en la necesidad de una respuesta "firme pero proporcionada", ya ha preparado un recurso ante el Tribunal Constitucional que en los próximos días deberá declarar nula la resolución parlamentaria.
