La declaración de impuestos precargada, que se estrenará el próximo año, será "una revolución para casi 20 millones de contribuyentes". Lo dijo en una entrevista con Corriere della Sera rosella orlandi, que hace unas semanas sustituyó a Attilio Befera al frente de la Agencia Tributaria.
“Muchas de estas declaraciones, una cuarta parte -añadió-, ni siquiera habrá que integrarlas. Las demás pueden perfeccionarse, como por ejemplo con el cálculo de las deducciones, recurriendo a intermediarios. Con una novedad, eso sí, porque serán los Cafs, los contadores que hacen esas declaraciones, quienes serán los responsables de los errores. Muchos italianos finalmente estarán libres de impuestos”.
En cuanto a las líneas generales de la nueva actuación de la Agencia, Orlandi sostiene que “la verdadera revolución es Evita la fuga, no la persigas.. Se estima que cada año se restan 120 millones de euros a Hacienda, y recuperamos 12 o 13. Pero el verdadero problema es que hay casi 600 millones de actas de años pasados, encomendadas a la recaudación de Equitalia, que no están nunca podrán cobrar. Deberíamos dejar de perseguirlos y concentrarnos en el escape que se crea cada año. Cerrar la brecha entre esos 120 mil millones y los 13 que recaudamos”.
Por eso, en su primer acto de dirección a los inspectores de Hacienda, Orlandi pidió iniciar los controles a partir de 2012. No sólo eso: el objetivo de las autoridades fiscales será principalmente en los grandes evasores de impuestos, “porque la actuación de la Agencia debe ser proporcional, y que esta proporcionalidad debe basarse en datos reales, con mucha cautela en el uso de presunciones, que deben reflejarse en la situación real y capacidad de pago de los sujetos controlados”.
El nuevo número uno de la Agencia Tributaria también habló de la contratación pública, subrayando que, “especialmente donde hay un fuerte uso de mano de obra, hay mecanismos para vigilar. Cuando las empresas ofrecen precios que ni siquiera cubren el costo de la mano de obra, algo anda mal. Muchas empresas abren, firman un contrato, cobran, hacen el trabajo, pero no pagan impuestos ni contribuciones, y luego cierran. Y tal vez vuelvan a abrir con otro nombre unos días después. Este es un fenómeno muy grave, porque además de la evasión fiscal, hay un daño enorme a la libre competencia”.