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Juicios de centroizquierda en Roma

Bersani se encargará de ampliar el campo de los progresistas, Casini de reorganizar a los moderados. Luego, tras la votación, se buscará la convergencia de mayoría y gobierno. Recuerda la apertura a la izquierda de la década de 60. Es crucial evitar soluciones de continuidad con la agenda Monti. Quien, como le sucedió a Ciampi, debe permanecer al servicio del país

Juicios de centroizquierda en Roma

Bersani, Casini y Vendola han puesto sus cartas sobre la mesa, presagiando una posible convergencia más que una alianza, para dar a nuestro país un gobierno político tras las elecciones. Una convergencia y no una alianza a priori, por tanto. Los tres parecen estar de acuerdo en un punto: el Pd y la SEL intentarán ampliar el campo de los progresistas, la UDC reforzará y reorganizará el campo de los moderados. Luego, tras la votación de abril, se buscará la convergencia para formar la mayoría y el gobierno. Amplio programa en méritos, pero impecable desde el punto de vista organizativo.

De momento el que podría tener mayores problemas es Vendola. Dentro de Sel no faltan las resistencias, incluso psicológicas, a la idea de una alianza de gobierno con el centro. Pero los gobiernos y las mayorías también se hacen con números. Y Vendola Bersani y Casini tienen suficiente experiencia política para saberlo y tenerlo en cuenta. Así, ante las protestas de parte de su base partidaria, que se manifestaron en la red, inmediatamente después de la noticia de la posible convergencia, Vendola reaccionó dándole a Casini la condición de dejar de lado las tentaciones neoliberales. Una condición que es todo menos inalcanzable, ya que el mundo de los demócratas católicos (ya sea con la DC o con la UDC) nunca ha parecido particularmente sensible hacia el thatcherismo y el bushismo en nuestro país.

Por su parte, Bersani y Casini han dividido sus respectivos campos de actuación: el primero se referirá al campo progresista, el segundo al de recomponer a los moderados, tras el fracaso de Berlusconi. En definitiva, el Pd buscará una alianza con la Sel (y los métodos dependerán en gran medida de cómo será la nueva ley electoral), la UDC buscará recuperar a ese electorado de centro que, como nos dicen muchas encuestas, ya no está atraídos por lo que queda del PDL.

Su Casini explicó en una entrevista con el Corriere della sera, se animó a recordar: “desde hace algún tiempo en Europa he apoyado la colaboración de las grandes familias populares socialistas reformistas y europeístas. Un campo de este último (de los europeos populares) en el que Berlusconi siempre se ha encontrado incómodo como lo demuestran episodios recientes, incluso con motivo de cumbres con los alemanes y los franceses, por lo que Casini tiene muy poco que temer de quienes , como algún exponente del Pdl, amenaza con pedir su marginación en el Ppe. Por su parte, Bersani, en otra entrevista, explicó que "después de Monti ya no es tiempo de amplios entendimientos", y que una posible convergencia con los moderados podría devolver la política al timón del país.

Ahora, en los próximos meses, veremos, con la continuación del gobierno interino, si Casini Bersani y Vendola serán capaces de hacer lo que (a principios de los años 60, tras la trágica experiencia del gobierno de Tambroni) la DC de Moro y Fanfani triunfó, al Psi de Nenni, y al PSDI y al PRI de Saragat y La Malfa: crear las condiciones para una mayoría de centro-izquierda. Por supuesto, las condiciones políticas circundantes son muy diferentes. Hay muchos menos problemas de política internacional. Ya no existe ni el PCI ni el pacto de Varsovia. Y eso sin duda facilita las cosas. Pero al mismo tiempo está la crisis económico-financiera y las reformas a realizar se referirán, además de a la reducción de las desigualdades, también a la contención de los costes y del gasto público, precisamente para no joder la recuperación que se nos pide. por Europa, y que el gobierno de Monti ha puesto en marcha concretamente y seguirá persiguiendo hasta el plazo electoral.

Y aquí surge un problema político significativo para la hipotética mayoría de centro-izquierda. No debe representar en absoluto una solución de continuidad del camino con el que el gobierno interino tenía que tranquilizar a Europa. Sin duda tendría un gran impacto y trascendencia política, si, como escribió Franco Locatelli en esta cabecera, en el hipotético gobierno de Bersani se pudiera colocar en Economía al ancestral senador Mario Monti. Después de todo, algo similar sucedió con Carlo Azeglio Ciampi. Quien, después de ser Primer Ministro y antes de convertirse en Presidente de la República, jugó un papel decisivo, como Ministro de Hacienda en el gobierno de centroizquierda de Prodi, en la incorporación de Italia a la moneda única europea. Una historia que fue buena para Italia y que podría repetirse.

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