¿Último fin de semana en París? una exposición diferente para visitar que sorprenderá por un romanticismo muy poco conocido por el gran público.
Hijo de padre pintor e historiador del arte, johann heinrich fussli fue pastor durante un tiempo y comenzó su carrera artística bastante tarde, durante un primer viaje a Londres, bajo la influencia de Sir Joshua Reynolds, presidente de la Royal Academy. Tras una larga estancia en Italia, durante la cual quedó particularmente fascinado por la fuerza de las composiciones de Miguel Ángel, volvió a instalarse en Londres a finales de la década de 1770. Artista e intelectual atípico, Füssli se inspira en las fuentes de las obras literarias que pasa por el filtro de su imaginación. Desarrolla un lenguaje onírico y dramático en su pintura, donde lo maravilloso y lo fantástico, lo sublime y lo grotesco se encuentran constantemente. Organizada temáticamente, la exposición explora toda la obra de Füssli a la que no se dedicaba una exposición monográfica desde 1975 en París. Se abre con la representación de teatro de shakespeare, en particular el macbeth, para luego centrarse en relatos mitológicos y bíblicos antes de pasar a la figura femenina en su obra gráfica. Finalmente los temas de la pesadilla, una auténtica creación fussliana, seguidos de los temas de los sueños y las apariciones.
Füssli desarrolló una vena de fantasía relativamente marginal para la época porque eludía las reglas académicas. Fue en 1782 cuando presentó su primera versión de Le Cauchemar, una obra emblemática de su imaginación que verdaderamente asentó su carrera como pintor. Elegido miembro asociado de la Royal Academy en 1788, luego académico en 1790, Füssli, mientras trabajaba en serie, encarnó una búsqueda de lo sublime que prevalecía en la Inglaterra de su tiempo. La exposición del Museo Jacquemart-André permite a los visitantes redescubrir la asombrosa obra de este artista raro en las colecciones francesas, un pintor de gran originalidad que desarrolla una obra paradójica, alimentada por una imaginación en la que se combinan el terror y el horror, en el plano estético. Origen del romanticismo oscuro.
