Después de que el cortar la cuña fiscal que entrará en vigor en julio, el Gobierno trabaja en una reforma fiscal que cambiará radicalmente el sistema actual.
Hace unos días, el ministro de Economía, Roberto Gualtieri, habló de una reforma que “podría tener diferentes formas, vamos a ver si empieza todo junto o por módulos”. Las "etapas y tiempos" aún están por establecer, pero sobre todo aún por encontrar los recursos capaces de financiar los cambios prometidos. Todavía estamos en la línea de salida: hay muchos factores desconocidos, que también podrían verse afectados por la emergencia del coronavirus en curso.
Es en este contexto que Assonime, la asociación de sociedades anónimas, presentó una serie de propuestas concerniente a un "reorganización del sistema tributario”. El punto de partida es difícil de discutir: “en los últimos años, las autoridades fiscales italianas han sufrido una importante erosión de las bases imponibles de los distintos impuestos. Intervenciones regulatorias continuas y asistemáticas han producido un sistema tributario poroso, distorsionador e inestable, que ha perdido competitividad y eficiencia”.
Por lo tanto, parece necesario, según el órgano presidido por Innocenzo Cipolletta, implementar un reequilibrio que favorece los negocios y el trabajo a través de una "revisión de las bonificaciones y de los recientes incrementos de los gastos corrientes (cien partes y renta básica) y de la subida del IVA".
PROPUESTAS DE IVA
Empecemos por el último punto. En lo que se refiere al Impuesto sobre el Valor Añadido, Italia se caracteriza por una recaudación inferior, en relación a los ingresos fiscales, en comparación con otros países: en porcentaje estamos hablando del 14,9% de los ingresos fiscales en nuestro país frente a una media de la UE del 18,1 % En la base de estos números está ciertamente la evasión fiscal generalizada que caracteriza a Italia. Sin embargo, según Assonime, también hay otro problema. ¿Cual? “El uso extensivo de tipos preferenciales”, también en este caso superiores a la media de la UE.
Por ello, la asociación propone aumentar algunas tarifas y reasignar bienes y servicios entre las diferentes tarifas con el objetivo de aumentar la recaudación del IVA en 10 millones de euros. Dando un ejemplo práctico: “se podría lograr una racionalización de las tasas de IVA – dice el texto – al llevar la tasa superreducida actual del 5% al 4% (permitida solo como una excepción a la legislación europea actual). En este punto, habría solo tres tasas de IVA: 5%, 10% y 22%”. “Estas intervenciones -explica el informe- también servirían para simplificar y racionalizar el sistema de aplicación del IVA”. Así, los mayores recursos derivados del nuevo mecanismo podrían destinarse a reducir la carga fiscal y previsional de las empresas.
PROPUESTAS SOBRE EL IRPEF
Hablando del IRPF, la sentencia de Assonime es imperativa: el impuesto ha perdido “sus características originales de un impuesto progresivo sobre el ingreso total y hoy presenta elementos de inequidad por la existencia de tratamientos muy diferentes”. Baste decir que en la actualidad más del 80% de los ingresos del Irpef proceden de rentas del trabajo y pensiones.
Por ello “la reorganización de Irpef pasa inevitablemente por una revisión de los gastos fiscales lo que permitiría una simplificación y racionalización de las tarifas”. También se propone la introducción de los llamados impuesto sobre la renta negativo, es decir, un IRPF que, por debajo de un mínimo imponible, se transforma en una subvención a favor de los ciudadanos menos favorecidos.
ires
Sobre IRES, la propuesta de Assonime es la de intervenir en las deducciones y créditos fiscales, limitándolos a la investigación y el desarrollo, la innovación y la eficiencia ambiental. Además, se propone la introducción de un techo único de gastos deducibles, determinado como un porcentaje de los ingresos, “respecto del cual cada empresa podría elegir los gastos a deducir de entre los previstos en función de unos objetivos normativos predeterminados”. “En perspectiva – continúa Assonime – podemos reflexionar sobre la posibilidad de hacer evolucionar el sistema hacia formas más inmediatas de medir la riqueza producida por las empresas en comparación con el beneficio del balance: una solución en este sentido podría ser gravar a las empresas directamente sobre los flujos de caja, que son más fáciles de rastrear y más difíciles de manipular que el beneficio”.
Por último, Assonime propone utilizar la misma tasa, cuyo nivel identificado es igual al 20%, en todas las ganancias de capital es decir, sobre activos financieros, bienes raíces, dividendos, ingresos corporativos, bonos del gobierno, etc.
IRAP
Finalmente el Irap. También en este caso, según Assonime, el impuesto ha perdido sus características originales, convirtiéndose en "objeto de múltiples intervenciones a lo largo del tiempo que han reducido su recaudación, especialmente a raíz del reconocimiento de la deducción completa de los costos por empleo permanente".
“La crisis que enfrenta Irap plantea la delicada cuestión de mantenerlo o reemplazarlo con una contribución para financiar el sistema nacional de salud gravada a una tasa moderada, pero sobre una base impositiva más amplia, idealmente compuesta por todos los ingresos”, concluye la asociación.
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