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Migrantes, Von der Leyen: otro plan, pero sin obligaciones

Al contrario de lo que adelantó la propia Von der Leyen en los últimos días, el plan de Bruselas no impone ninguna obligación sobre las reubicaciones y no anula la regla sobre el "país de entrada" prevista por el Reglamento de Dublín

Migrantes, Von der Leyen: otro plan, pero sin obligaciones

La Comisión Europea presentó un plan para modificar las normas sobre la reubicación de los inmigrantes. El objetivo es superar la normativa de Dublín, que obliga a los países de entrada a gestionar la recepción y la repatriación. La solución propuesta por Bruselas representa "un justo equilibrio entre responsabilidad y solidaridad", ha dicho la número uno del ejecutivo comunitario, Ursula Von del Leyen.

La ambición es reunir a países cuyas posiciones aún parecen estar a años luz. En esencia, la Comisión está poniendo otro mecanismo sobre la mesa solidaridad voluntaria, no obligatoria. Italia y Grecia, los miembros de la UE más expuestos a los flujos migratorios, llevan tiempo pidiendo la introducción de algún tipo de restricción, pero -al menos por el momento- siguen sin ser escuchados.

La broma principal para Roma y Atenas es que, en la propuesta de la Comisión, el mecanismo de país de entrada establecido por Dublín no se cancelará, al contrario de lo anticipado en los últimos días por Von der Leyen.

La propuesta es esta: Bruselas podrá activar un mecanismo de solidaridad, pero solo bajo petición de un país bajo especial presión. El único automatismo está previsto Migrantes rescatados en el mar, pero también los países de desembarco deberán aceptar una parte del mismo, sobre la base de las valoraciones de la Comisión.

De hecho, no hay obligación: los países podrán elegir si hacer su parte aceptar una cuota de solicitantes de asilo o hacerse cargo de los migrantes a repatriar (con aportaciones de 10 euros por persona). Sin embargo, estos últimos, mientras tanto, permanecerán en el país de entrada y serán trasladados solo en caso de no repatriación.

En esencia, los países más reacios a abrir sus fronteras tienen a su disposición un plan B, que consiste en una mero apoyo económico-logístico.

La Comisión también aspira a una mayor reparto de la gestión de las solicitudes de asilo de inmigrantes que llegan a las costas de la Unión, armonizando los procedimientos fronterizos y ampliando los supuestos en los que se pueden realizar solicitudes de asilo en países distintos del de entrada.

En este punto, la pelota pasa al Parlamento Europeo. Pero las palabras pronunciadas el martes por la canciller austriaca, Sebastian Kurz, dejan poco espacio para el optimismo: "La redistribución de los solicitantes de asilo en Europa ha fracasado", dijo el número uno de Viena, que más bien prefiere defender mejor las fronteras exteriores.

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