Tuvo un gran impacto en Indonesia el comentario de un respetado comentarista sobre el enfrentamiento diplomático que opone a ese país a laAustralia. Hay varios australianos -traficantes de drogas- esperando la pena capital en una prisión de Bali. Y el gobierno australiano, que condena la pena de muerte, ha ejercido la más fuerte presión diplomática para que sean indultados. Pero el presidente de Indonesia, Jokowi, se ha negado a cualquier acto de clemencia.
Ahora, Pierre Marthinus, en un editorial del Jakarta Post, condena la 'doble moral' del gobierno australiano. Es cierto, la pena de muerte no existe en Australia, pero cuál es el trato que Australia reserva para los inmigrantes ilegales, que son capturados y confinados durante años en alguna isla del Pacífico, con riesgos -incluso letales- para la salud física y mental. ¿O que sean deportados a su país de origen, de donde en algunos casos habían huido por ser opositores al régimen y que, al regresar, corren el riesgo de ir a prisión o algo peor?
Los medios australianos, dice Marthinus, se han involucrado en una forma surrealista de hipocresía, condenando la pena de muerte solo cuando los australianos están involucrados.
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