Carlo Cottarelli, ex Mister Spending Review y director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional, no demoniza el Flat tax, que se ha convertido en el estandarte del centroderecha, pero, en un extenso artículo de "La Stampa", pone su da la mano y desmiente la suposición anunciada por Silvio Berlusconi en su reciente entrevista con el "Corriere della Sera": no es cierto que el impuesto de tipo único se financie solo. Y así, para una reforma fiscal que, según el tipo único que se adopte (15 o 25%), podría costar entre 30 y 40 millones de euros, no se puede bromear sobre su cobertura financiera, que hay que buscar sin artificios contables.
Razonando sobre el objetivo de reducir la carga tributaria al que apunta el Impuesto de Tasa Única, según Cottarelli “es demasiado arriesgado a priori pensar que el problema se puede resolver solo, que menores impuestos conducen a menor evasión fiscal y mayor crecimiento y por ende mayor recaudación (hipótesis que está en la base de la propuesta de la Liga” ya la que también se refirió Berlusconi.
“Los recortes de impuestos -argumenta Cottarelli- para tener un efecto sobre el crecimiento deben ser percibidos como creíbles y permanentes y por eso es necesario encontrar coberturas serias” porque el impuesto único no se financia solo. Pero encontrar "coberturas serias" significa recortar el gasto público en otros lugares y evitar los atajos extremadamente peligrosos de aumentar el déficit y la deuda pública.
En definitiva, pensar en un tipo impositivo único como promete el Impuesto Único puede tener sentido, pero luego hay que lidiar con el hostelero, tanto por cubrir sus enormes costes como por sus efectos redistributivos en la reducción de la progresividad fiscal que corre el riesgo de beneficiar a los más ricos sobre la clase media, a quienes todos dicen que quieren proteger. Pero solo en palabras.
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