El relanzamiento tardío de la oferta económica por parte del consorcio liderado por Jindal (del que se han separado tanto Arvedi como la Cassa Depositi e Prestiti) no retrasará ni un segundo la cesión de Ilva a Mittal-Arcelor.Marcegaglia. Eso es lo que quieren las reglas de los concursos, las opiniones vertidas al Ministerio por el Abogado del Estado y, por último, las razones de sentido común, sobre todo en un país donde la sutileza siempre ha querido ganar a la lógica. Anular el claro juicio de los comisarios no solo habría complicado aún más el asunto de Tarantino, sino que, ampliando el horizonte de las cosas, habría tenido efectos nocivos, si no devastadores, en la próxima licitación que verá a Alitalia en el banquillo de una subasta internacional.
El consorcio Jindal ciertamente subestimó el escenario estratégico que le podía favorecer frente a su competidor Mittal, muy ligado tanto a los límites de producción, aunque temporales (a la espera de que finalicen las operaciones de recuperación) como a la presencia arraigada y generalizada de sus plantas en todos los países lo que le impuso el yugo de una posible posición dominante y por tanto con el riesgo cierto de fuertes intervenciones por parte de la Comisión Europea. Jindal y los socios italianos, por el contrario, libres de jugar el juego productivo en todos los ámbitos, deberían haber sido más atrevidos tanto en términos de compromisos financieros como en términos de empleo. Ahora es demasiado tarde.
Si Taranto se adapta a los límites de producción señalados por la Ley ya los confines de las normas antimonopolio europeas, no se entiende la actitud tardía e irrelevante de la protesta sindical respecto a los niveles de empleo necesarios para producciones muy precisas. La liturgia de la protesta corre el riesgo de desviar la atención de las prioridades de un activo industrial estratégico para nuestros mecánicos y para el país. Otro asunto de Alitalia posterior al referéndum en Tarento es imposible. Las palabras del secretario de la Fim Cisl son las responsables del compromiso de mantener el asunto Fiumicino alejado de los altos hornos del ILVA. Pero la cola del diablo siempre se esconde en los detalles… así.