Il contribución multimillonaria a modo de compensación ingresada por la familia Riva en las arcas de Taranto, cierra un delicado litigio legal que habría pesado sobre el futuro de Ilva durante mucho tiempo, volviendo a colocar a la planta más importante de Europa en la perspectiva adecuada de crecimiento y consolidación y la licitación de la cesión entre los dos equipos en disputa.
Para hacer aún más interesante la comparación entre los dos pretendientes y para sustentar las razones de una oferta económica adecuada, están los factores exógenos que determinan que la perspectiva de Taranto sea rentable: la recuperación del mercado y de los precios del acero, lo sustancial estabilidad de la materia prima, la probable fbordillo para las importaciones chinas ahora acusado por toda Europa como apoyado en el dumping por incentivos gubernamentales decisivos. Por último, pero no menos importante, el hecho de que las plantas italianas hayan producido más de un millón de automóviles en 2016, revirtiendo una década de dificultades e incertidumbres.
Por un lado el gigante Mittal-Acelor en compañía de la familia Marcegaglia y por otro Jindal en alianza con Arvedi, Del Vecchio y CDP tendrán que avanzar en las próximas semanas ofertas economicas consistentes; al menos en la medida en que se devuelva el dinero desembolsado por el Estado para mantener viva la planta, los seis millones de toneladas producidas en 2016, su primera rehabilitación y su atractivo para los inversores del sector.
Por Mittal Acelor la inversión y adquisición de Taranto se sumaría a las ya numerosas plantas en propiedad en Europa. Para Jindal y sus socios sería la única planta de este tipo y tamaño en el viejo continente: un activo no sólo patrimonial sino industrialmente central y estratégico. Además, como se mencionó en otras ocasiones, el consorcio tendría una oportunidad de ingeniería de planta en las tecnologías Arvedi del horno eléctrico capaz de aumentar la capacidad de producción de Ilva sin impactar los problemas ambientales y logísticos relacionados.
Veremos el contenido de las ofertas económicas cuando se abran los sobres de la subasta. Mientras tanto el resto de la industria siderúrgica italiana privada se ha definido ahora dentro de los límites tecnológicos del horno alimentado con chatarra y productos largos: desde los tradicionales de corrugado hasta los de alta calidad, alta aleación e inoxidable. Un mundo reducido en número de empresas respecto al pasado, arraigado en el Norte en grupos familiares de segunda y tercera generación, con un margen de beneficio garantizado sobre todo por las exportaciones. Grupos que no han registrado ninguna alianza significativa en sus relaciones a pesar de las aclamadas, rituales y periódicas invocaciones de fusiones.
Stefana di Ospitaletto (que se ha convertido en un sitio estratégico para la logística de Esselunga) y las fábricas marginales de Montirone y Nave han desaparecido del mercado, acabando en subasta en manos de Alfa Acciai y Feralpi. La historia de Leali, que durante algún tiempo pasó a los suizos Klenk pero hoy todo apuntaba a convertirse en presa fácil de los argelinos de Piombino que encontrarían en las flores de Borgo Valsugana y en el laminador de Odolo un apoyo productivo capaz de sostener la 'La inversión toscana y sus actividades de laminación huérfanas, aún hoy, del acero y de un alto horno prometido pero aún no planificado. Buenos presupuestos para todos. A la cabeza, Amenduni y Beltrame de Vicenza. Hinchados de ganancias los de Banzato y Pittini. Menos los brescianos pero todos sanos.