"Los grandes diferenciales de rendimiento de la deuda de algunos países de la eurozona podrían justificar la intervención en el mercado por parte del Banco Central Europeo para asegurar una transmisión efectiva de la política monetaria”. Este es el mensaje que ha lanzado el presidente francés, François Hollande, al término de la reunión de hoy en Madrid con el presidente español Mariano Rajoy.
Fráncfort tiene en proyecto un proyecto que prevé poner un techo a los diferenciales de los países del euro en crisis; umbrales más allá de los cuales se activarían las compras automáticas de bonos del gobierno por parte de la Eurotower. La gran expectación es la reunión del consejo del BCE del 6 de septiembre, aunque desde Fráncfort anunciaron que el plan se aclarará tras el pronunciamiento del Tribunal Constitucional alemán sobre la legitimidad del nuevo fondo europeo ESM, previsto para el 12 de septiembre.
El jefe del Elíseo añadió entonces que los líderes europeos deberían mostrarse solidarios con Grecia si, con motivo de la cumbre de la UE del 19 de octubre, el Gobierno de Atenas se ha comprometido a llevar a cabo reformas económicas: "Si los griegos demuestran esto -dijo Hollande -, debemos permitir la continuación de la aplicación del programa de ayudas para que no haya dudas sobre el futuro”.
Finalmente, el presidente francés anunció que el próximo 10 de octubre se celebrará en París una nueva cumbre franco-española. “Rajoy y yo estamos apegados a la irreversibilidad del euro”, subrayó Hollande. “Ni el euro, ni el mercado único, ni la Unión darán marcha atrás”, repetía el presidente del Gobierno español.
