No son sólo las dificilísimas negociaciones con la Unión Europea las que están poniendo duro al nuevo gobierno de Alexis Tspiras. Incluso el fútbol le da al líder de los griegos muchos quebraderos de cabeza. Pero esta vez el ejemplo viene de Atenas: ante los recientes disturbios registrados (por enésima vez) en el derbi entre Olimpiacos y Panathinaikos, Tsipras ha decidido parar indefinidamente el campeonato de la Super League, es decir, la máxima división griega.
La federación nacional de fútbol, de acuerdo con el Gobierno, ha decidido frenar la violencia rampante de las últimas semanas con el gesto más llamativo: suspender el campeonato: "No hay condiciones de seguridad para continuar". Fue el viceministro de deportes Stavros Kontonis quien pidió a los principales órganos del fútbol griego suspender todas las actividades hasta que existan compromisos concretos de todas las partes implicadas en la lucha contra la violencia y un nuevo marco legislativo.
Kontonis se reunió esta mañana con el primer ministro Alexis Tsipras, quien aprobó la decisión hasta nuevo aviso, dadas las tensiones surgidas en dos derbis del domingo, entre Panathinaikos y Olympiakos y entre Larissa y Olympiakos Volou y las escenas presenciadas durante la reunión de la directiva de la Superliga del pasado martes.
