La posibilidad de un referéndum en Grecia sobre el Plan de Austeridad es pura invención. Así lo confirma el Gobierno de Atenas, que ha tachado de patrañas periodísticas los rumores sobre la consulta popular. No se pedirá a la ciudadanía que apruebe las medidas correctoras, pese a que Ejecutivo y oposición no han llegado a un acuerdo.
El último plan del gobierno de Papandreu prevé nuevos recortes de gastos y una serie de privatizaciones por 50 millones de euros. Además del rechazo de la coalición de centro-derecha, la disposición también recibió el no de los sindicatos. Los interlocutores sociales se han movilizado para evitar recortes de salarios y de personal.
Las negativas agudas también vienen contra aquellos que ahora dan por hecho las elecciones anticipadas. Incluso los rumores sobre la posible renuncia del primer ministro, George Papandreou, no serían más que fantasías. Son horas de duro trabajo para los jadeantes portavoces del gobierno de Atenas.
