"Hay una fecha límite para Grecia pero no la desvelaré: no para hacer la historia más emocionante pero tampoco para dañar a la propia Grecia": es el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, quien lo recuerda sin ocultar la impaciencia de Bruselas hacia Atenas que ha aplazado en varias ocasiones la esperada presentación de sus propuestas a los acreedores para recibir nueva financiación imprescindible.
Juncker descartó tener problemas personales con el primer ministro griego Tsipras, a quien negó nuevas reuniones, pero dijo que hay que respetar las reglas y que Atenas debe mantener su compromiso de presentar sus propuestas de reforma.
Sin embargo, el ministro griego Varoufakis reiteró que la base de un acuerdo entre Atenas y los acreedores no pueden ser las propuestas de estos últimos que contemplan una congelación salarial y un recorte de las pensiones.
Pese a las dificultades de la negación, que tiene fuertes repercusiones en los mercados financieros, Juncker ha vuelto a descartar el riesgo de un Grexit y se ha mostrado confiado en la búsqueda de un acuerdo que impida la salida de Atenas del euro.
