El Área de Investigación de Mediobanca ha completado las publicaciones sobre empresas, actualizándolas a 2015. Como es habitual, ha puesto a disposición una gran cantidad de datos de gran utilidad. Por tanto, es posible evaluar el estado financiero de nuestra gran industria en un momento particularmente crítico, caracterizado desde el punto de vista económico por fuertes diferencias en las tasas de desarrollo de los distintos países y, desde el punto de vista estructural, por el avance de los llamados cuarta revolución industrial. Esto último requerirá a menudo inversiones e innovaciones radicales en la organización de la producción. Se beneficiarán empresas con autonomía financiera y sólidas estructuras de capital, así como “espíritus animales” formados por marcadas capacidades innovadoras.
A los efectos de nuestra auditoría, revisé los datos de nuestros 14 grupos industriales más grandes por capital empleado. Incluyen 4 grupos controlados públicamente y 10 controlados privadamente. Estos 14 grupos absorben capital por 443 millones de euros, 63% público (incluyendo Enel y Eni representan más de 9 décimas), 37% privado (Exor/Agnelli representan aquí más de ¾). Quisiera recordarles que considero que algunos grupos importantes vendidos a inversores extranjeros se encuentran entre los particulares: Italcementi (ahora propiedad de la alemana Heidelberg), Pirelli & C. (controlada por Chem China) y Parmalat (propiedad de la francesa Lactalis), mientras que Exor, a pesar de tener su sede en Turín, controla empresas de automoción que han adquirido la nacionalidad holandesa (Fca, Ferrari y CNH). Tomaré como referencia las multinacionales industriales europeas cuyos datos más recientes se refieren a 2013.
Primera observación: los sectores intensivos en capital son siempre responsabilidad de grupos públicos donde los activos materiales por empleado equivalen a 1,50 millones de euros frente a 0,30 para los particulares y 0,39 para la media europea. Nuestros grupos públicos también muestran una baja productividad del capital; el % de valor añadido sobre el capital invertido (activos tangibles) es igual al 14% frente al 25% de los particulares y el 29% de la media europea. Los datos de valor añadido por empleado obviamente muestran una historia diferente, con el público en 238 euros frente a los 79 de los particulares y los 114 de las multinacionales europeas. Primera conclusión: nuestras grandes empresas aún tienen una identificación pública y están desequilibradas en sectores que absorben mucho capital. Sufren un déficit de productividad, fundamentalmente por el nivel de valor añadido que sufre por la baja apuesta por la innovación. Para alcanzar la media europea, según datos de la encuesta de I+D+i a multinacionales, necesitaríamos aumentar el gasto en I+D+i un 70%. La distancia con Francia y Alemania es mayor, 80% y 150% respectivamente.
Volviendo a la estructura patrimonial, observamos a nuestros 14 "campeones" en un segundo padecimiento importante: la baja dotación de patrimonio. A esto se suma el hecho de que una parte importante de los activos se compone de "intangibles", o, pensando en términos financieros, de "nada concreto": la participación de intangibles es del 21% para particulares y del 12% para grupos controlados públicamente. . La media europea es igual al 21% y por tanto nuestros particulares estarían en la misma línea si no fuera porque su patrimonio neto es insuficiente. El patrimonio tangible de los accionistas (es decir, el valor de los activos declarados en los estados financieros excluyendo estos intangibles) sumado a otros recursos sobre una base de vencimiento m/l es igual a solo el 37,6% del capital invertido frente al 58,1% del público y el promedio europeo en un 52,9%.
Para las personas físicas, la relación entre intangibles y fondos propios "declarados" en los estados financieros es del 89,8% y esto significa que de los 10 euros aportados por los accionistas, 9 se emplean en actividades nulas e improductivas. Con todo respeto a los auditores quienes evidentemente debieron encontrar razones suficientes para permitir a la gerencia mantener estos valores registrados como activos en los estados financieros de la empresa. Si quisiéramos hacer un ranking en base a la participación de activos representados por intangibles, encontraríamos valores por encima del 50%, en orden, para los grupos Exor (119,8%), Luxottica (93%), Cofide (63,4%) y Prysmian (50,7%). La insuficiencia de los medios arriesgados por las empresas matrices es notoriamente el antiguo mal del capitalismo italiano que prefiere utilizar el capital de las minorías y las deudas financieras. Los grupos públicos en su conjunto parecen estar mucho mejor, pero solo como resultado de Eni (intangibles equivalentes a solo el 4,5% del patrimonio neto nominal); los porcentajes de Leonardo (162,9%) y Enel (53,2%) son muy superiores. Finalmente, los índices de los grupos más pequeños (Barilla 47,6%, Finmar 36,2%, Prada 30,2%) son completamente razonables, pero su peso sobre el total es limitado. Agregaría que en las empresas del Cuarto Capitalismo (no consideradas aquí) este fenómeno es prácticamente desconocido y eso las hace mucho más sólidas que estos grandes “campeones”.
Resumen: nuestras grandes empresas adolecen de un bajo compromiso con la innovación y falta de recursos propios, por lo que no parecen del todo preparadas para soportar los puntos críticos mencionados al principio. En el caso de que los 10 grupos de control privado quisieran adaptarse al grado de capitalización de las multinacionales europeas, con el mismo capital invertido, habría un requerimiento de 17 millones de euros. Se trata de una cifra agregada calculada a título meramente indicativo, dado que algunos de los grupos privados italianos ya se adecuan a la media europea (Prada, Cofide, Barilla). Una apuesta verdaderamente destacable que en algunos casos modificaría las estructuras de propiedad. En mi opinión, debería abordarse aplicando políticas de revisión de las estructuras productivas e innovando los bienes ofrecidos al mercado: ¡una nueva gran reestructuración industrial! El Gobierno ha lanzado recientemente un fuerte programa de incentivos a las inversiones innovadoras: ahora corresponde a los industriales decidir si tienen la voluntad y las habilidades para aceptar este nuevo desafío o si es preferible vender en el extranjero lo que queda de "grande".