Archivados los festejos por los 20 años, Google se prepara para hacer frente al hachazo de la Casa Blanca. Las acusaciones lanzadas por Donald Trump no han caído en saco roto y corren el riesgo de desembocar en una revolución que podría cambiar la estructura del buscador más utilizado del mundo. De hecho, el presidente estadounidense ha encomendado a su principal asesor económico, Larry Kudlow, que analice formas de regular la imparcialidad de Google, interviniendo así sobre ese algoritmo secreto que lleva décadas eludiendo el rayo de expertos y analistas.
GOOGLE GRAN AUSENTE EN EL CONGRESO
El 5 de septiembre, Big G fue el gran ausente en la audiencia en el Capitolio en la que en su lugar asistieron representantes de Twitter y Facebook. El Comité de Inteligencia del Senado no aceptó al director legal de Google, Kent Walker, como testigo porque se le consideraba una persona de suficiente rango dentro del grupo californiano.
Los testimonios versaron sobre temas que ahora han cobrado una importancia capital como las noticias falsas y el odio en línea, la censura y la injerencia en las elecciones por parte de las redes sociales. El objetivo principal es evitar cualquier tipo de condicionamiento del voto de Mediano plazo prevista para noviembre próximo.
Lo cierto es que, independientemente de los resultados de las audiencias -que se prevén muy escasas- después de Europa, EE.UU. también ha decidido quitar el velo que envuelve al mundo de los gigantes tecnológicos, haciéndolo más bien opaco.
EL MONOPOLIO DE GOOGLE Y LOS LÍMITES DE LA COMPETENCIA
Que Google, durante sus 20 años de existencia, ha representado y sigue representando una revolución copernicana capaz de condicionar la vida de los individuos ya está establecido. Nadie puede escapar de su rayo mágico. Ver videos en YouTube? Pertenece a Google. ¿Alguna vez has abierto Chrome ¿navegar en la red? Google. Uso para orientación Google Maps, tienes una dirección gmail? Los nombres ya indican quién los controla. Estás leyendo este artículo en un dispositivo Android? Eres uno del 80 % de los usuarios en Europa que utilizan teléfonos inteligentes y tabletas con el sistema operativo de Google.
Si eso de Big G no es un monopolio entonces, estamos cerca teniendo en cuenta que la "herramienta" más importante de todas no aparece en la lista de arriba: el buscador. Y aquí los porcentajes son de récord: casi el 90% de las personas que navegan por internet lo utilizan Búsqueda de Google como buscador, una realidad que permite al gigante de Mountain View gestionar casi la mitad de la publicidad online.
Una dominación absoluta y global que, según los reguladores, ha desembocado en ocasiones en la ilegalidad: el abuso de posición dominante en relación con Android es la razón por la que Antimonopolio de la UE ha impuesto una multa de 4,3 millones de euros al gigante estadounidense.
GOOGLE Y RELACIONES COMPLICADAS CON IMPUESTOS
Entramos en un campo minado. La relación entre los grandes nombres de Silicon Valley y los impuestos siempre ha sido muy complicada. No tanto para las empresas como para quienes les deben, o más bien deben, cobrarlos.
Antes de hablar de cifras, sin embargo, necesitamos hacer una premisa. La sociedad de cartera se denomina Alphabet. En Mountain View (California) entonces Corporación Google., empresa matriz estadounidense, en el Viejo Continente hay en cambio google irlanda limitada, Empresa matriz europea, con sede en Gordon House, Barrow Street, Dublín. En Italia Big G opera a través de su filial: Google Italia Srl, (sociedad de responsabilidad limitada) con sede en Milán.
La sucursal local, desde un punto de vista oficial, se ocupa únicamente de la prestación de servicios a la empresa matriz y, por lo tanto, no declara los ingresos derivados de su actividad en Italia, sino solo los derivados de los servicios prestados para Inc e Irlanda. Traducido: es como si no vendiera nada con nosotros, sino que solo hiciera consultoría. A través de este mecanismo, el dinero de Google Italia termina en el balance de la empresa matriz europea que paga impuestos en Irlanda, aprovechando las tasas "irregulares" garantizadas por los impuestos de Dublín. Tomando como ejemplo el último presupuesto, en 2017 Google Italy Srl registró una facturación de aproximadamente 94,5 millones de euros, con 7,6 millones de beneficios y pagó impuestos sobre ellos. Cuentas más propias de una pyme que de una multinacional con una facturación global de 110 millones de dólares.
Esta conducta, entre otras cosas, no solo la sigue Google sino todas las OTT (Over The Top) y no concierne solo a Italia, sino a todas las naciones de la UE. Baste decir que, según las cifras de Hoy en día Italia, el año pasado Apple, Google, Facebook, Amazon, Airbnb, Uber y Tripadvisor pagaron un total de unos 14 millones a las autoridades fiscales italianas.
Huelga decir, por tanto, que entre los aspectos negativos de la "revolución googoliana" se encuentra precisamente la relación con la fiscalidad. Una realidad a la que tarde o temprano tendrán que hacer frente los gobiernos individuales que deberán exigir al mismo tiempo una mayor transparencia en los presupuestos y sobre todo en los ingresos derivados de las actividades realizadas en su territorio. Al mismo tiempo, la Comisión Europea ha vuelto a poner en el orden del día la ya famosa web tax para encontrar una solución, tratando de no perjudicar a quienes han decidido invertir en la web centrándose en el progreso tecnológico de la antigua continente.
GOOGLE, PERIÓDICOS Y DERECHOS DE AUTOR
Con el ataque lanzado por Trump, según el cual Google lo privilegiaría “únicas” noticias de la “Noticias falsas en los medios”, el tema de la relación entre Big G y los contenidos, especialmente los periodísticos, vuelve a estar de moda.
Ahora las noticias solo se pueden leer en internet, ya nadie compra papel y los usuarios buscan lo que quieren en Google o Facebook. Y aquí cae el burro, al menos para los diarios que por un lado son canibalizados por los grandes nombres de internet que indexan sus contenidos y los hacen llegar a los lectores, por otro lado pierden cada vez más publicidad que es gestionada en gran parte por las redes sociales y el buscador.
El resultado es, según muchos expertos, que Google se estaría convirtiendo en un gran obstáculo para la libertad de prensa, obligando a las redacciones a despedir por falta de recursos ya invertir cada vez menos en la calidad del periodismo. También en este caso habrá que encontrar la manera de regular la relación entre Google y Facebook por un lado y los periódicos por el otro. Bajo pena de desaparición definitiva del periodismo profesional. Es en este contexto que se sitúa reforma de los derechos de autor que volverá a la Eurocámara el 12 de septiembre. Una propuesta controvertida, con muchos detractores -que hablan de censura y de amenaza a la supervivencia misma de la red- pero apoyada por los medios editoriales. Lo cierto es que, en cuanto a impuestos, transparencia presupuestaria y competencia, la solución parece todavía muy, muy lejana.
(Última actualización: 6.08 horas del 6 de septiembre).