El choque entre ellos no desaparece Stellaris, el gigante del automóvil nacido de la fusión entre FCA, Peugeot y el Estado francés y el Gobierno italiano, impulsada la semana pasada por el Primer Ministro Giorgia Meloni quien acusó a la empresa liderada por Carlos Tavares de estar desequilibrado a favor de Francia y de producir volúmenes de automóviles en Italia por debajo de las expectativas. Ayer, por segunda vez, Tavares respondió con dureza recordando al Gobierno que el descenso de la producción en Italia se debe al retraso en el desembolso de los incentivos gubernamentales. “Si no se incentiva la compra de vehículos eléctricos – declaró el director general de Stellantis – las fábricas italianas correrán peligro” y, en particular, Mirafiori y Pomigliano.
La respuesta del Ministro de Empresa y Made in Italy fue provocativa, Adolfo urso: “Si quieren que entremos en la capital de Stellantis para proteger Italia, que lo digan. Podemos pensar en ello, siempre estamos disponibles para discutir". En realidad, sería una locura invertir el dinero de los contribuyentes italianos para comprar el capital de Stellantis: esto no es lo que el fabricante de automóviles necesita, y mucho menos Italia. Lo que se necesita es una política industrial que el gobierno italiano no tiene.
Sin embargo, las propuestas estatistas no han dejado indiferente al país. Fiom-Cgil, el secretario de PD, Elly Schlein y la líder de Acción, Carlo Calenda, que ha vuelto a actuar como portavoz del expresidente de Ferrari, luca montezemolo, que lleva mucho tiempo en desacuerdo con el presidente de Exor y Stellantis, John Elkann, que lo expulsó del planeta Agnelli.