Genial Nibali, una roca de Carapaz, nuevas grietas en el motor de Roglic, un día para el recuerdo para Ciccone. Son los protagonistas, tres positivos, uno negativo, de una etapa de extraordinario atractivo. El Mortirolo está a la altura de las expectativas y ofrece no solo grandes emociones, sino también importantes revisiones en las curvas cerradas, que se elevan hacia el cielo. La montaña. que creó el mito de Pantani, aún no ha elegido al dueño del Giro pero estuvo a punto de mandar en picada a un gran pez como Roglic, electrocutado por el soberbio sprint de Nibali en mitad de la subida y sin poder salvar un desnivel que fue fijado en 1'22 por el trío formado por Nibali, Carapaz y Landa.
La etapa de Como, con el accidente de bicicleta y la posterior caída en el descenso de Civiglio, debió dejarle secuelas en el cuerpo y en la mente, robándole la confianza en sí mismo y la bravuconería. El esloveno ya en la clasificación se ha deslizado al tercer puesto, superado por Nibali por 22" y a más de minutos de Carapaz, que ayer también estuvo perfecto en la defensa de su maillot rosa. A favor del ecuatoriano hay un equipo sólido y bien gestionado como el Movistar, con Landa sin dejar a nadie fuera en las subidas.
Equipo que no tiene a Roglic, siempre solo en los momentos de actualidad de la etapa. Como la que, a 34 km de la meta, cuando las cuestas del Mortirolo ya eran asfixiantes, vio despegar a Nibali, un sprint imperioso, en medio del entusiasmo de la multitud, que encendió la pelea rompiendo el grupo de los mejores que había estado hasta allí escalando uno al lado del otro.
El de Nibali fue un tiro seco que hizo vacío: un espectáculo dentro del espectáculo, con Nibali recibiendo -casi un homenaje reverencial al único auténtico campeón presente en este Giro- una botella de agua de manos de Ventoso, corredor de la Ccc, que formaba parte de la fuga de una veintena de corredores que se desmoronaba en la rampas de Mortirolo. En esta escapada también estuvo Antonio Nibali que durante algún trecho, hasta lograrlo, pedaleó junto a su famoso hermano más famoso, postal familiar justo en los momentos en los que el Tiburón intentaba romper la banca.
La acción de Nibali puso contra las cuerdas a Roglic pero no a Carapaz que ayudados por Landa consiguieron volver a engancharlo antes de lanzarse juntos a la bajada que la lluvia cada vez más espesa tornaba peligrosa. Por detrás, kilómetro tras kilómetro, iba perdiendo terreno Roglic que, al quedarse sin compañeros, sólo encontró ayuda en el resto de hombres de rango que se demoraron en la ascensión del Mortirolo, como Yates, Mollema, Zakarin. En el kilómetro final, en el ligero desnivel que conduce a Ponte di Legno, Nibali, Carapaz y Landa (más Dombroski y Carty) tiraron con fuerza para ampliar la ventaja sobre Roglic, pero no pudieron entrar en el juego de bonificación de la etapa porque Ciccone y Hirt se adelantaron, perseguidos. por Masnada, un trío de supervivientes de la huida que se inició poco antes de la Presolana.
Para Ciccone, la etapa más esperada y temida del Giro se convirtió en un día memorable para enmarcar: es él quien, ennobleciendo y reforzando decisivamente su maillot azul como líder de los escaladores, pasó primero no sólo en el Mortirolo -consiguiendo 40 puntos- sino también en los dos primeros puertos, el Presolana y el Cevo. Incluso en las etapas anteriores, el nombre de Ciccone estaba presente en las fugas en cuanto se trataba de un Gpm, pequeño o grande.
Acumuló puntos y luego no le importó cómo acababa la etapa: ayer en cambio no se rindió ni un momento, pedaleando brillantemente en el frío gélido que descendía sobre el Mortirolo, zambulléndose con Hirt en la bajada. Finalmente quiso hacer la hazaña y lo hizo superando a un compañero de escapada que no se resignaba en absoluto al puesto de honor en el sprint. Es su segundo éxito en el Giro tras el de Sestola en 2016. Masnada llega tercero a 1'20”.
Nibali finalizó cuarto a 1'41” reglamentando a Carty, Carapaz y Landa. López, en crisis de hambre, remató en 2'03" confirmando que también este año el Giro sigue siendo una quimera para él y poco consuelo le ha arrebatado el maillot blanco de mejor sub 25 a Sivakov. Roglic con Mollema y Yates alcanzó 3'03”.
El Giro que para él era rosa se volvió gris en dos días. Tiene la ventaja de la contrarreloj final de Verona pero Mortirolo lo rechaza. Mala señal, si hubiera habido el Gavia probablemente podría haber ido peor. Ahora el esloveno está a 2'09” de Carapaz, el maillot rosa de Ecuador que nadie, ni siquiera Nibali, podía imaginar que se volvería tan peligroso. Tabla de lista 3