Lo que vimos ayer en los últimos cinco kilómetros de la subida final a Abetone es una muestra de lo que será el leitmotiv del Giro: un fantástico desafío a tres por la victoria final entre Contador -nuevo maillot rosa-, Aru y Porte. Fue el asturiano el que encendió la mecha, cambió de moto a los pies de Abetone, con una aceleración que le permitió ganar unos treinta metros a sus dos rivales.
Detrás de ellos, inmediatamente se creó un vacío en el que nuevamente fue tragado Rigoberto Uran, quien día tras día -por una traqueítis, se justifica- acumula un preocupante retraso. Contador, tras el enfrentamiento, sin embargo, se dio cuenta de que Aru y Porte estaban ahí, inmediatamente detrás, y se calmó. Tan pronto como el trío se volvió a reunir, Aru corrió, transformándose de cazador a liebre. Los roles se invirtieron, esta vez, fue Contador quien se encargó de reparar rápidamente el agujero con Porte al volante.
La actuación de los tres grandes nombres fue de las que dejó huella: por si no fuera suficiente alcanzar al esloveno Jan Polanc, valiente ganador en solitario de la etapa, y al francés Sylvain Chavanel, segundo a 1'31”, prendió fuego a la carrera, esparciendo el grupo y noqueando al maillot rosa Clark inmediatamente en dificultad incluso si la subida no era la más impresionante.
Juntos llegaron a la meta para competir en el sprint por el tercer puesto que valió 4 segundos de buena. Y Aru, con su esprint superando al Pistolero y al líder del Team Sky, envió una señal de fuerza y frescura que debió alertar a Contador: ganar esto no será fácil para el campeón de España, con el maillot rosa desde ayer pero seguido de cerca por el sardo de apenas 2” y de Puertas a 20”.
Algunos apuntaban que una vez vistiendo el maillot de primacía Contador siempre ha ganado tanto el Giro como el Tour y la Vuelta. Solo en el Critérium du Dauphinée del año pasado el español, a pesar de vestir el maillot amarillo en la quinta etapa, no ganó la competición que recayó en el estadounidense Talansky.
