La guerra fría entre Nibali y Roglic continúa: incluso en la corta pero completa etapa de subidas en los Alpes del Valle de Aosta no hubo momento en el que los dos no se marcaran a la vista. Una táctica desconcertante que al final está favoreciendo a otros invitados a la mesa rosa: si Ilnur Zakarin la aprovechó el viernes para ganar la etapa en lo alto del Lago Serrù, ayer le tocó a Richard Carapaz hacer un completo en plein, etapa y rosa. maillot de un tirón, atacando, bien protegido por Landa, en la parte final de la subida a San Carlo y zambulléndose imbatible en la bajada hacia la última rampa de Courmayeur para hacerse con el segundo éxito de este Giro tras Frascati. En el ciclismo globalizado aún no había ningún ecuatoriano vistiendo la camiseta rosa. Ahora hay. La táctica de Movistar es perfecta y en estos primeros días de auténticas montañas se está moviendo a la perfección con sus mejores peones, Landa y Carapaz.
El control mutuo de Nibali y Roglic también otorgó un pequeño pero alentador despertar a Simon Yates, quien después de luchar mucho en la San Carlo, lo aprovechó al lograr enganchar al plantel de Roglic, Nibali, Maika y López en la descendencia. Landa también estaba allí, pero él era el único que no tenía interés en hacer que las cosas sucedieran. Viendo entonces que nadie armaba jaleo persiguiendo a Carapaz, no le parecía cierto al británico que pudiera empezar de nuevo conquistando el primer puesto de honor de su Giro que empezó mal y siguió peor. Yates terminó segundo a 1'32” de Carapaz. Quedaba en juego la bonificación de 4” para el tercer clasificado. Nibali fue bueno para ganarlo con una pura carrera de velocista sobre Maika, lo que dice mucho sobre la forma del Tiburón y su deseo de ganar su tercer Giro. Roglic finalizó sólo octavo precedido también por Landa, López y el ruso Sivakov, que afianza su maillot blanco como el mejor "menor de 25" del Giro.
Fue Jan Polanc quien pagó el precio en el caserío de los Cinque Colli con unos 4 metros de desnivel, que vio desaparecer su maillot rosa en el San Carlo. Pero este fue un evento bastante predecible. Menos fue el retraso que acusó Zakarin (20º a 7'20” de Carapaz) que debió sentir la tensión por la gesta en el Ceresole Reale. También fue un día difícil para Bauke Mollema, que finalizó 12º a más de 4 minutos del ganador. Pero si Zakarin, tras recuperar el viernes el tercer puesto de la general, se cae del top ten, Mollema pierde pero se queda sexto en el partido a 2'58" de Carapaz, el nuevo maillot rosa del Giro con 7" sobre Roglic y 1' 47” sobre Nibali.
Un top ten de la clasificación -en la que también reapareció Yates en la novena posición- a punto de ser rediseñado por la etapa de hoy que lleva el Giro de Ivrea a Como, 232 km que en la segunda parte seguirán el recorrido del Giro di Lombardia con la Ghisallo, la Colma di Sormano y el Civiglio. Ascensiones que Nibali conoce bien y que le vieron triunfar dos veces en la clásica de otoño de monumentos. “Será otro día duro”, comentó el Tiburón tras la carrera de ayer durante la que quiso diluir, al menos en palabras, la polémica con Roglic. “Tienes que entenderme sobre mis declaraciones en Ceresole. Soy siciliano, como dice Montalbano, cuando andan los 'cabasisi'... Roglic ha colaborado hoy y nos hemos pegado fuerte en los dientes. Pero créanme que es realmente sólido. No sé si lo hizo a propósito para no darlo todo por perseguir a Caparaz y así evitar estar con el maillot rosa".