Para sobrevivir, el gigante americano Energia General se divide en tres: las secciones de energía y salud se convertirán en empresas nuevas y autónomas, mientras que el sector de la aviación seguirá centrándose en la empresa original. La operación tiene como objetivo aumentar la eficienciatambién para recuperar terreno perdido en Wall Street, donde los operadores suelen valorar positivamente este tipo de iniciativas.
Fundada en 1892 en Schenectady, Nueva York, General Electric ha sido durante mucho tiempo el abanderado de las grandes multinacionales manufactureras americanas y hasta la fecha es el último representante del Dow Jones original (aunque su permanencia en el índice finalizó en 2018).
El declive del grupo comenzó en 2008, cuando la crisis puso de rodillas a la división financiera. En ese momento, la compañía tenía participaciones en una variedad de industrias, incluida la televisión, donde controlaba NBC. Era una forma de hacer negocios basada en la creencia de que se necesitaba el mayor nivel posible de diversificación para tener éxito. Pero el mundo había cambiado desde la década de 900, como lo demostró el surgimiento de los gigantes de Silicon Valley, y General Electric ya no pudo recuperarse de la crisis.
Uno después del otro, los activos fueron vendidos o escindidos (del petróleo al gas, de los electrodomésticos a las locomotoras, pasando por los servicios financieros), pero ya era demasiado tarde: ninguna de estas operaciones fue suficiente para desencadenar el relanzamiento. Y así, en 2018, llegó un gerente externo para liderar el grupo, Larry Culp, a quien se le encomendó la tarea de revolucionar el grupo. El primer movimiento fue reducir costos reduciendo empleados a la mitad, de más de 300 en 2014 a 161 en la actualidad. El trato ahora se completa con la división de General Electric en tres partes.
El sector de la salud, que se ocupa principalmente de la producción de maquinaria para hospitales, será confiada a Peter Arduino, mientras que Scott Strazik tomará el control de la división de energía, que se fusiona con el de las renovables. Finalmente, John Slattery dirigirá aviación y Culp mantendrán los puestos de presidente y director ejecutivo para gestionar la culminación de las escisiones, con la perspectiva de quedarse para liderar lo que quede de GE, que es la parte dedicada a los aviones.