La Rusia ha duplicado la capacidad de Nord Stream, inaugurando un nuevo ramal del gasoducto bajo el mar Báltico (gracias a una inversión de 6,4 millones de euros) que conecta Alemania, y por tanto Europa, directamente (es decir, sin pasar por Ucrania y Bielorrusia), con las reservas de gas natural de Siberia. La obra, que se une al conducto inaugurado el pasado mes de noviembre, tiene una longitud de 1.224 kilómetros y lleva la capacidad anual del gasoducto a 55 mil millones de metros cúbicos.
El lanzamiento del segundo brazo, para el presidente Putin, es una "garantía de suministro estable y continuo a Europa", que recibe alrededor de dos quintas partes de su gas natural de Rusia, que tiene las mayores reservas del mundo.
La apertura del nuevo gasoducto también podría servir para calmar el clima de tensión entre Rusia y la Unión Europea en materia de políticas energéticas, clima que se ha producido tras la decisión de la Comisión de poner en marcha una investigación antimonopolio contra Gazprom, sospechoso de abuso de posición dominante en varios países de Europa Central y Oriental.
