Todo más o menos según guión en la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, que ven esencialmente confirmados los pronósticos y sondeos de la víspera. El presidente saliente Nicolas Sarkozy está en problemas, superado por el aspirante socialista François Hollande por unos 3-4 puntos porcentuales según la media de los datos difundidos por los distintos institutos. (28-29% para Hollande, entre 25 y 27% para Sarkozy): el domingo 6 de mayo, la papeleta seguirá estando entre los dos.
De acuerdo con los primeros resultados, en efecto, que han puesto de manifiesto alrededor del 20% de abstención (frente al 16% en 2007), se evitó el outsider, que podría haber sido Marine Le Pen incluso más que el candidato de extrema izquierda Mélenchon. Sin embargo, la hija del exlíder del Frente Nacional Jean-Marie ha traído a casa un excelente resultado: el 20% que le atribuye Ipsos sería de hecho el récord absoluto para el partido de extrema derecha.
Ligeramente por debajo de las expectativas de Mélenchon, aún alrededor del 10-11%: todos los votos que, en la segunda vuelta, serán de todos modos útiles para Hollande en su carrera, ahora se puede decir como favorito, para la sede del Elíseo. Por otro lado, el centrista Bayrou fue decepcionante: el porcentaje máximo que se le atribuye es el 9% del BVA. Sin embargo, su electorado ya es más difícil de posicionar: mientras que el Frente Nacional podría finalmente desviar la mayoría de los votos a Sarkozy, el líder del MoDem se ha inclinado repetidamente hacia la izquierda. Veremos, la cita es para el 6 de mayo: Hollande toma la delantera pero Sarkozy está ahí.
