“La recesión se debe a las políticas de austeridad”: el presidente de la República francesa, François Hollande, no elige medias tintas, durante la segunda rueda de prensa de su mandato, convocada en el Elíseo poco más de un año después de su nombramiento, con la popularidad en su punto más bajo y una economía cada vez más en apuros.
“Ahora empieza el segundo año, que yo definiría como ofensivo”. Entonces, después del rigor que condujo a la recesión, este es el momento del crecimiento que tanto se necesita. El presidente francés propuso entonces otros tres puntos con los que relanzar Europa. En particular, "movilizar inmediatamente el presupuesto de la UE para la inclusión de los jóvenes, definir una estrategia de inversión común para el mundo de la industria, incluida una comunidad europea de la energía, que se centre sobre todo en las energías renovables, y finalmente una nueva etapa de integración, con capacidad presupuestaria.
"Si Europa no avanza, caerá, de hecho, será borrada del mapa del mundo y de la imaginación de los pueblos", advirtió Hollande durante la rueda de prensa que también abordó los temas del desempleo y las pensiones. Precisamente ayer, los datos difundidos por Eurostat confirmaban que París, con el segundo trimestre consecutivo de caída del PIB (-0,2%), ha vuelto a la recesión. Hoy Insee, el instituto nacional de estadística, certificó una nueva caída en el empleo: 20.300 puestos de trabajo (-0,1%) se perdieron en el primer trimestre, 133.800 puestos de trabajo (-0,8%) en un año en sectores de mercado que excluyen la agricultura.
“Repito aquí frente a ustedes – dijo un confiado Hollande – asumiendo riesgos, pero también responsabilidades, que la curva de desempleo podría revertir a fin de año”. Sin embargo, en el frente de la seguridad social, malas noticias para los franceses: en términos muy claros, el inquilino del Elysée dijo que “cuando aumenta la esperanza de vida, es justo y normal trabajar un poco más”.
