"Francia está en estado de emergencia". Pero esta vez la alarma no se refiere al problema de seguridad surgido tras los atentados terroristas del 13 de noviembre, sino a las dificultades económicas del país a las que Francois Hollande pretende dar respuesta mediante un plan destinado a combatir el desempleo.
El presidente francés sube la apuesta de cara a las elecciones presidenciales de 2017 y se compromete a no volver a presentarse al Elíseo si no consigue revertir la llamada curva del paro.
El programa consta de siete medidas que serán financiadas “con más de 2 millones de euros de esfuerzo presupuestario”es decir, ahorros y recortes de gastos. En detalle, se prevé el desembolso de mil millones de euros de fondos estatales para la formación de 500 desempleados. Para la formación, el Gobierno también podrá contar con la ayuda de los agentes sociales que harán un esfuerzo adicional de 80 millones de euros, mientras que a la fecha todavía hay incertidumbres sobre la posible participación de las regiones.
El plan también debe establecer incentivos fiscales de dos mil euros para pymes que contraten con contratos indefinidos oa plazo fijo de al menos seis meses.
Finalmente, Hollande subrayó que el crecimiento económico sigue siendo demasiado débil para tener un "impacto sostenible en el desempleo", que durante su presidencia alcanzó 10,6%, el nivel más alto en 18 años. En cuanto al gasto de los consumidores "no es lo suficientemente fuerte" y la recuperación de la inversión empresarial "es demasiado frágil".
