Los datos del ISTAT sobre el empleo de diciembre de 2019 no son sensacionalistas, ni pueden representar una señal de alarma: simplemente la señal de una economía que, como se ha evidenciado durante algún tiempo, ya no crece y en un situación internacional desfavorablecomienza a deslizarse hacia abajo. Para comprender el panorama en su conjunto, vale la pena complementar los datos sobre el mercado laboral con algunos indicadores económicos. Los datos de empleo en sí no son sensacionalistas, aunque a diferencia de noviembre, esta vez todos tienen el signo "menos", aunque para cantidades marginales (como sí en noviembre para el signo "más").
Los ocupados descienden un 0,3% respecto a noviembre de forma absolutamente homogénea entre asalariados y autónomos; el hecho de que en términos de tendencia (es decir, respecto a un año atrás) se produzca un incremento (+0,6%) demuestra cómo la curva de crecimiento en la primera mitad del año ha comenzado a descender paulatinamente hasta tender a un valor negativo, destacando no una contingencia sino una tendencia. Dentro de esta tendencia, llama la atención el cambio de tendencia entre los empleados fijos y los temporales, y esto es un hecho nuevo: los primeros caen un 0,5% y se sitúan por debajo de los niveles de junio, los segundos aumentan en el mismo porcentaje y alcanzan la cifra más alta de la historia registrado: 3.123.000, casi 30.000 más que cuando entró en vigor el mítico Decreto de la Dignidad, alrededor de un 1% más; cabe señalar que en comparación con el mismo período, los contratos estables crecieron en 197.000 unidades, equivalentes a un aumento del 1,3%, lo que demuestra la sustancial inutilidad del Decreto.
El estancamiento del mercado laboral se confirma con el ajuste al alza (+0,1) de la tasa de inactividad y paro. Sin embargo, el panorama se vuelve más sombrío por los indicadores económicos generales, en particular por los datos que acaba de proporcionar elISTAT informa que el PIB cayó un 0,3% en el último trimestre, revirtiendo una tendencia que, aunque con cantidades modestas, había registrado un ligero crecimiento en 2019. La relación entre el PIB y el empleo es bastante obvia, pero lo señala más arriba. lavoce.info Francesco Daveri, quien encuentra una relación directa entre el desempeño del PIB y la producción industrial. Con un PIB en declive y una producción industrial en descenso (ISTAT: pedidos de noviembre -4,3% en comparación con 12 meses antes), las expectativas de empleo comienzan a ser un poco preocupantes.