Paolo Pellegrin es quizás el fotógrafo italiano más conocido en el mundo: miembro de laAgencia Magnum desde 2005, viajó por todos lados con su cámara y contó de hombres, mujeres, niños, guerras, pero también de una naturaleza poderosa y palpitante. Y ahora el MAXXI de Roma le dedica una exposición antológica del 7 de noviembre de 2018 al 10 de marzo de 2019. Se acabaron 150 sus imágenes expuesta, fruto de dos años de trabajo sobre todo el archivo fotográfico del artista que recorre sus años de actividades entre 1998 y 2017, a través de imágenes y videos inéditos.
El itinerario expositivo se divide entre dos extremos: la oscuridad y la luz. Entras en un ambiente oscuro, donde dominan los ambientes negros: domina la guerra, las imágenes del sufrimiento que lleva consigo, la destrucción de ciudades, casas, la desolación violenta que domina los lugares. De un color diametralmente opuesto es el espacio luminoso de la segunda parte de la exposición, en el que priman las imágenes de una naturaleza que, majestuosas, parecen recordar la fugacidad de la existencia humana.
Pellegrin nació en 1964 y no es un fotógrafo tradicional. Las imágenes son en movimiento y a veces se presentan solas, a veces agrupadas con otras fotos para que la imagen se entienda y se complete a través del conjunto de imágenes tomadas. La batalla de Mosul en 2016, en la entrada, escogida por Pellegrin como metáfora del conflicto, y que estalla como un Guernica contemporáneo, es majestuosa y trágica. Pero la violencia no está solo en Irak, también acecha en la América altamente civilizada, en las calles de Miami que hablan de violencia, raza, pobreza, crimen, como las fotos tomadas de Gaza a Beirut, de El Paso a Tokio, de Roma a Lesbos. Destaca la sorprendente foto de una joven gitana, un retrato contemporáneo y atemporal, casi una Mona Lisa que se expondrá en los Uffizi.
Las dos partes del itinerario están conectadas por un pasaje que proyecta al visitante en la actividad de Paolo Pellegrin, en su búsqueda visual y pasa por los dibujos, cuadernos, notas, pequeñas fotografías, que explican la complejidad del momento creativo de un fotógrafo que es a la vez estudio e instinto.
Como el escribe Germano Celant, comisario de la exposición:
“El reportaje, para Pellegrin, no es una operación acelerada y rápida, desapegada y fría, sino –como para Walker Evans y Lee Friedlander– es una manifestación de interpretación personal, que se nutre de la estética y la expresividad, de la angustia y del sufrimiento. Es la síntesis de una posición crítica del fotógrafo respecto a la visión impersonal de la realidad: un relato, dividido en momentos y capítulos, que ayuda a contextualizar la situación a la que se enfrenta ya quienes la documentan. […] Sus fotografías son fragmentos de una escritura en imágenes y reflejan un tiempo histórico, a partir de las fisonomías individuales y colectivas de personas que viven una tragedia. Se convierten también en una historia privada de Pellegrin que siente la necesidad de compartir, con su presencia y su testimonio, la responsabilidad de nuestra cultura ante estos dramáticos hechos".
Paralelamente a la exposición, se presenta la primera parte del proyecto fotográfico creado por Pellegrin el pasado mes de enero en L'Aquila como parte del proyecto fotográfico que le encomendó MAXXI. La otra parte de la obra consta de grandes fotografías en color en las que, tras abandonar la ciudad, Pellegrin retrata el campo y las montañas de L'Aquila durante una noche iluminada únicamente por la luna. Estas imágenes se exhibirán por primera vez en el Palazzo Ardinghelli con motivo de lainauguración del MAXXI L'Aquila, en 2019, un proyecto encomendado por el MiBAC a la Fundación MAXXI para contribuir al renacimiento del territorio también a través de la cultura.
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