Gran tensión en la casa de Forza Italia con el jefe de la oposición interna, Raffaele Fitto, que pide la reducción a cero de los líderes del partido y acusa a Silvio Berlusconi por la forma en que perdió la batalla por el Quirinale y por las relaciones demasiado dulces con el primer ministro Matteo Renzi. El resultado es la explosión del Pacto del Nazareno, es decir, el acuerdo estipulado entre Berlusconi y Renzi sobre reformas institucionales.
"El pacto está roto", declaró el asesor político de Berlusconi, Giovanni Toti, quien confirmó que a partir de ahora Forza Italia decidirá en cada momento cómo regular las reformas institucionales: si las apoya o las contrarresta.
Es posible que haya renuncias generales a partir de los líderes de grupo de Forza Italia, Paolo Romani en el Senado y Renato Brunetta en la Cámara.
La reacción del Partido Demócrata fue todo menos preocupada. La vicesecretaria Debora Serracchiani comentó: “Sería mejor así, sin el Pacto de Nazareno será más fácil llevar a cabo las reformas. Llegar a 2018 sin Brunetta y Berlusconi es mucho mejor para nosotros". Además, Matteo Renzi, ya después de la elección del nuevo Jefe de Estado, había declarado que no quería dar demasiado peso a las vacilaciones del centro derecha y que quería continuar rápidamente en el camino de las reformas, por lo que hoy importantes premios internacionales del Ministro del Tesoro alemán, Schaeuble y la agencia de calificación Fitch. Y ayer el presidente del Gobierno recordó que "tenemos los votos para seguir por el camino de las reformas".
