Tres años después del histórico bautismo del primer ministro Paolo Gentiloni y el presidente francés Emmanuel Macron en septiembre de 2017, la fusión entre Fincantieri y los astilleros Stx de Saint Nazaire está paralizada por la Antimonopolio europea y, según informó esta mañana "la Repubblica", muchos creen en el decretoy profundis de la asociación italo-francesa que debió haber dado vida al "gigante de los mares".
Todo está en manos de la Comisión Europea y del combativo eurocomisario de la Antimonopolio, Margrethe Vestager, que ya hace un año definió la fusión de Stx en Fincantieri como "incompatible" con las normas europeas de competencia. Fincantieri tuvo que presentar contrapropuestas para superar el veto de la UE pero en Bruselas argumentan que nunca han llegado propuestas adecuadas. Los plazos vencen a fines de diciembre y ahora es cuestión de días. Pero hay más
el senado francés, tras las audiencias de los dirigentes de Stx, no dejó de plantear sus críticas a la boda y se ha centrado en la asociación entre el grupo de construcción naval italiano y el CSSC chino. Según los franceses, el gigante chino apunta esencialmente a adquirir tecnologías que amenazan el futuro de toda la industria europea de la construcción naval. Por eso los senadores han pedido a Macron que desestime el matrimonio entre Stx y Fincantieri proponiendo planes alternativos para salvar los astilleros de Saint Nazaire a través de alianzas con los holandeses.
Por ahora, Macron defiende el acuerdo con Fincantieri, pero decir que el matrimonio ítalo-francés en la industria de la construcción naval está en riesgo es quedarse corto.
