Ocho estatuas monumentales, creaciones imponentes e icónicas de Fernando Botero, estratégicamente ubicado en algunas de las plazas históricas de la ciudad, desde la terraza palladiana del Pincio hasta la Piazza del Popolo, pasando por la Piazza Mignanelli junto a la céntrica y muy famosa Piazza di Spagna. Y ahora en Piazza Venezia, en el Palazzo Bonaparte que fue residencia de Letizia Remolino, madre de Napoleón, la exposición más importante jamás celebrada en Italia dedicada al gran artista fallecido en Mónaco hace un año pero que fue enterrado en su Pietrasanta.
Roma celebra 60 años de carrera artística de Botero
Roma rinde homenaje a lo grande a este extraordinario artista con esta exposición, que gracias a Lina Botero, hija del artista, y a Cristina Carrillo de Albornoz, gran conocedora de su obra y comisaria de la exposición en colaboración con la Fundación Terzo Pilastro Internazionale, cuenta Más de 60 años de carrera artística del Maestro: más de 120 obras entre pinturas, acuarelas, sanguinas, carboncillos, esculturas y algunas extraordinarias obras inéditas, excepcionalmente prestadas sólo para esta exposición, reconstruyen toda la carrera artística de Botero en sus múltiples facetas. Grandes obras que representan la suntuosa redondez del estilo de Botero, plasmadas con efectos tridimensionales y colores brillantes y vibrantes, un mundo de figuras suaves y voluminosas de personajes de expresión impasible y miradas enigmáticas que exploran una amplia gama de temas, incluida la naturaleza humana, la sociedad contemporánea y la cultura latinoamericana en una combinación única de humor, ironía, pero también profundidad emocional. Si sus figuras suelen ser retratadas en poses relajadas y tranquilas, en realidad Botero, a través del color extendido sobre grandes superficies y sus volúmenes dilatados, resalta improbablemente el contraste entre humor y tragedia, creando obras que pretenden suscitar reflexiones sobre los temas tratados.
El itinerario de la exposición.
La primera sección La exposición se titula Versiones y documenta el amor de Botero por las obras de los grandes maestros clásicos –de joven en el Museo del Prado de Madrid había sido copista de las obras de Velásquez y Goya–, por Durero, Van Eyck, Rubens, Ingres y Manet y sobre todo los grandes clásicos del Renacimiento italiano, de Rafael a Mantegna y Piero della Francesca, de quienes se inspiró al principio de su carrera para algunas de sus obras originales que le dieron fama en todo el mundo y que encontramos en esta exposición: La Menina que cita a Diego Velázquez, –obra nunca antes expuesta al público porque siempre estuvo colgada en el estudio parisino de Botero–, El díptico inspirado en Piero della Francesca, El matrimonio Arnolfini, que retoma a Jan Van Eyck o Mademoiselle Rivière inspirada en Jean Auguste Dominique Ingres, o incluso La fornarina citando a Rafael o El retrato de Los burgueses que retoma a Rubens. Cabe destacar que en la exposición aparece una obra muy importante nunca antes expuesta: Homenaje a Mantegna de 1958., un préstamo extraordinario de una colección privada de Estados Unidos y que después de décadas fue descubierto recientemente por Lina Botero a través de Christie's. Luego continuamos con Sección de escultura que incluye obras de pequeño formato, y la sección de Dibujos, fundamental para Botero a quien le encantaba reivindicar la importancia del dibujo como preparación y como obra en todos los aspectos. Volvemos a la pintura en el cuarto apartado. con Naturaleza Muerta, tema que despertó gran fascinación en Botero cuando a finales del siglo XX no eran muchos los artistas que todavía experimentaban con este tema. “El tema es tan intrascendente”, afirmó, que prácticamente desaparece. Lo que importa, y lo que hay que resaltar en una naturaleza muerta, es el estilo específico e individual del artista y la capacidad creativa de hacer algo distintivo que vive dentro de una persona y se plasma en el cuadro según una gran emoción”. El viaje continúa luego con la sección de pasteles.
Esto nos lleva al séptimo apartado dedicado al circo. Botero empezó a abordar este tema en 2006 durante un viaje a México donde descubrió un circo que, aunque modesto, tenía un auténtico sabor latinoamericano. Durante la visita le llamaron la atención no sólo los personajes que mostraban una tristeza contenida sino sobre todo la inmensa poesía y plasticidad de sus formas y colores. Si bien en las obras los actores de circo, trapecistas, payasos y contorsionistas aparecen en medio de la acción, reflejan una serenidad y un equilibrio inmóvil propios de los personajes de Boteria y transmiten a quienes admiran la obra una sensación paradójica que oscila entre el dinamismo y naturaleza estática en cuyos colores ayudan a difundir una sensación de melancolía y encanto poético.
Directamente relacionada con la sección de circo está la siguiente que trata la temática taurina. Las corridas de toros, una de las pasiones de su vida, fueron un tema importante en su obra pictórica que retomó con intensidad a principios de los años 80 y que coincidió con los períodos más prolíficos de su carrera como artista. El tema ha sido retomado repetidamente en óleos, dibujos, acuarelas, carboncillos, pasteles de sangre y una infinidad de bocetos en una ola incontenible de energía y creatividad.
El arte de Botero y los temas sociales en sus obras.
Pero el arte de Botero, a pesar de su abstraccionismo, también está profundamente imbuido de humanidad y atención a las cuestiones civiles y sociales de su tiempo. Así lo demuestra la novena sección de la exposición dedicada al tema de la violencia. Si el arte no tiene el poder de producir cambios sociales o políticos, sí tiene el poder de perpetuar la memoria de un hecho en el tiempo. El mundo recuerda el bombardeo de Guernica durante la Guerra Civil Española porque Picasso lo pintó. Lo mismo ocurrió con Goya y el fusilamiento del 2 de mayo. El arte como testimonio de tragedias humanas que persiste en el tiempo en la memoria colectiva. Y en esta sección encontramos una serie de pinturas que denuncian la crueldad de las torturas perpetradas en la prisión de Abu Ghraib en Irak así como la violencia política y criminal que ha azotado a Colombia. Y quizás en la cruda representación de estas escenas entendamos mejor que en cualquier otro ejemplo que los dilatados volúmenes de los personajes de Botero son todo menos una abstracción de la realidad, sino que se convierten en un espejo dilatado del mal.
"Este - dice Lina Botero – Es una exposición excepcional porque es la primera gran exposición de pintura dedicada a Fernando Botero después de su muerte. Es también una visión diferente de su obra, que resalta la maestría con la que Botero trabajó diferentes técnicas a lo largo de su carrera artística. Es una oportunidad extraordinaria para celebrar el primer aniversario de la muerte de mi padre en Italia, un país que significó mucho para él y su trabajo".
Fernando Botero – La gran exposición
Editado por Lina Botero y Cristina Carrillo de Albornoz Fisac
17 de septiembre de 2024 - 19 de enero de 2025
Palacio Bonaparte – Piazza Venezia 5 – Roma
Información 068715111