Voy. Efectivamente, me quedo. O tal vez no. A los 28 años, Federica Pellegrini se encuentra en una encrucijada, lidiando con una decisión casi imposible de tomar, la de cómo tratar de ser feliz cuando crezcas. Con la dificultad añadida, en este momento, de tener que estar lúcido en un momento en que ser lúcido es impensable, después de ese "dolor difícil de describir" al final de los 200 m libres y después de ese cuarto puesto que no te deja nada más que una bolsa llena de remordimientos.
Pellegrini se apoya en Instagram, como pie de foto de una foto en la que se la retrata de espaldas, mientras mira el horizonte de Río: “Este momento me duele tanto que no podría describirlo. No es el dolor de alguien que acepta lo que pasó, en realidad es el dolor de alguien que sabe lo que ha hecho este año. Siento que me acaban de dar un puñetazo. Tengo 28 años, pero me lo creía".
Luego la frase clave, que combina estilo sibilino con la confusión del momento: “quizás sea el momento de cambiar de vida, quizás no”. Quizá convendría ponerlo ahora, en un punto todavía alto de una curva que en los próximos años sólo se curvará hacia abajo, alejando aún más a Federica de las jóvenes estrellas de la natación mundial, abriendo un surco imposible entre ella y los Ledeckis de este mundo
Pero es un camino difícil de recorrer, el que ahora conduce al adiós. Sobre todo después de ese dolor, que podría haber transformado una posible pasarela feliz de un gran deportista, en el acicate para empezar de nuevo: "No me gusta acabar así, esto también es algo para pensar". Estas fueron las primeras palabras de Federica tras la eliminación del 4X200 sl.
Obviamente, esta no es la última línea que Pellegrini quiere decir antes de que caiga el telón. No fue el pase de despedida con el que había soñado, y eso es más que comprensible, y con razón, también porque esta carrera, como ella misma dijo, “es mi corazón y mi alma. Lloré tanto que no quiero volver a llorar". El camino a Tokio, sin embargo, es muy largo, y Federica, dentro de cuatro años, tendría treinta y dos.