¡Y tengo 18! El suizo Roger Federer reescribe la historia del tenis, del que ya es leyenda: regresa tras 6 meses de inactividad y con casi 36 años, una edad impensable para seguir compitiendo a ciertos niveles tras una carrera como la suya, gana el su 18º título de Grand Slam después de otra final épica con Rafael Nadal, su rival de toda la vida. Sin embargo, si el español estaba hasta hoy con una gran ventaja en los partidos directos (sobre todo en los grandes torneos), esta vez el destino le devolvió algo al suizo, en la 28ª final de Slam de su carrera, con 10 derrotas, 6 de las cuales ante el mallorquín.
Para Federer es la quinta victoria en el Abierto de Australia (supera a Agassi y pasa a un éxito de los 6 de Djokovic), en un domingo que será recordado durante mucho tiempo por todos los aficionados al tenis: el Grand Slam más esperado, más codiciado, dado que después de tantos triunfos uno tras otro, el campeón suizo no ganaba un gran torneo desde Wimbledon en 2012. Cuatro años y medio con otras tres finales perdidas, todas ante Novak Djokovic entre Londres y Nueva York. Pero hoy, 29 de enero de 2017, fue el día de Federer, otorgando honores militares al revivido Nadal, quien también estuvo un tiempo fuera de acción y regresando a una final de Grand Slam de Roland Garros en 2014 (ganada contra Djokovic).
Naturalmente, además de mejorar su récord de Grand Slams ganados (de 17 a 18, con Nadal todavía en 14), Federer disputó su partido número 100 en Melbourne cuando disputó la final, con 87 victorias y 13 derrotas. Un récord absoluto, otro más, y esta vez con el final feliz de la victoria final ante un rival embrujado, ante el que perdió dos tercios de partidos directos en su carrera.
