La boda del siglo entre FCA y Renault, que daría origen al primer grupo de automoción, saltó a la noche. FCA, ante los retrasos de la casa francesa, retiró la propuesta de fusión.
el estado frances, que es accionista mayoritario del fabricante francés de automóviles con un 15% y que en los últimos días había pedido que la sede del nuevo grupo esté en París y además un dividendo extra y la entrada de un representante en la junta directiva, sugirió a la junta de Renault, que vivió ayer una sesión dramática de más de seis horas, sacar tiempo y esperar a dar luz verde al casamiento con FCA.
Fue en ese momento que el presidente de FCA, John Elkann se reunió con la junta directiva durante la noche y retiró formalmente la propuesta. "Actualmente no hay condiciones políticas en Francia – dice un comunicado de prensa de FCA – para que tal fusión se lleve a cabo con éxito”. En las mismas horas también los japoneses del Nissan que evaluaban la oportunidad de entrar en la megaoperación FCA-Renault acentuaron sus dudas, pero fue el medio no de Macron el que precipitó la situación.
Se dice que la ruptura de anoche es irreparable y el hábil uso de los adverbios en el comunicado de prensa de la FCA (“actualmente” el trato es imposible) no excluye nuevos giros y no excluye la posibilidad de reconectar las negociaciones. Pero por ahora es un respiro y los protagonistas -empezando por Francia- tendrán que explicar qué salió mal y por qué asumen la responsabilidad de estropear un matrimonio que habría dado el liderazgo mundial a dos grandes fabricantes de automóviles europeos.
