El cielo de Wembley se vuelve azul: el sueño se ha hecho realidad y después de 53 años, Italia, bajo la mirada del presidente Sergio Mattarella, vuelve a ser campeona de Europa el mismo día, el 11 de julio, en que ganó en 1982 el campeonato mundial. Ganó en los penaltis, como en la semifinal contra España. Decisivo fue Gigio Donnarumma, premiado como el mejor jugador del torneo, que salvó 2 penaltis consecutivos de 5 (un tercero acabó en el poste) tras un partido muy igualado que acabó 1-1 al final de la prórroga.
Desde el punto de penalti Berardi, Bonucci y Bernardeschi acertaron pero, a pesar de los errores de Belotti y Jorgigho, los ingleses cometieron más errores al fallar tres penales e Italia se hizo con el codiciado trofeo.
Para los azzurri el partido había comenzado muy mal ya que a los dos minutos Inglaterra se había adelantado por un error de colocación de Di Lorenzo que permitió a Shaw aprovechar un centro perfecto de Trippier. Italia sufrió durante la primera parte, pero en la segunda la situación se invirtió y los Azzurri tomaron el control del partido al empatar a través de Bonucci y estar cerca de doblarse varias veces. En la prórroga nadie consiguió imponerse y el destino volvió a encomendarse a los penaltis, donde los azzurri lo hicieron mejor y sobre todo Donnarumma se impuso.
Italia recoge así los frutos del gran trabajo del técnico Mancini que anuló la derrota de hace tres años cuando la selección de Ventura no logró ni siquiera clasificarse para el Mundial. Pero esta no es solo una victoria deportiva: es una victoria que tiene un valor simbólico más amplio y que premia el deseo de redención de todo un país severamente probado por la tragedia de la pandemia.
Hoy la selección italiana de fútbol, junto al tenista Matteo Berrettini derrotado con valor en la final del torneo de Wimbledon, serán recibidos en el Quirinale y también premiados por el Presidente de la República Mattarella. Gracias Italia, nos regalaste una velada histórica.
