La Nacional toca esta noche, pero parece que pocos se han dado cuenta. De hecho, se han vendido menos de diez mil entradas para el partido contra Malta, a las 20 horas en el Artemio Franchi de Florencia. Es culpa de un rival que no calienta, la pequeña selección que se queda, con un mero puntito, al final de nuestro grupo, pero también culpa de un azul que parece cada vez más descolorido.
Los últimos lanzamientos de nuestra han debilitó el efecto Conte, aquella efímera oleada de entusiasmo (o al menos de curiosidad) que había envuelto a la gente de los entrenadores de estadio o de salón. Unos empates de más (tres seguidos, en el grupo), más la derrota en el amistoso ante Portugal, en la última salida.
Y luego una sensación general de equipo cansado, ordenado (salvo el aplastamiento ante Bulgaria), pero sin encanto. El encanto del número 10, una noble especie que tras una larga floración (un eje hereditario formado, a grandes rasgos, por Baggio-Zola-Del Piero y Totti, por no ir demasiado lejos) parece haberse extinguido.
Pero el encanto también de la delantera centro, la llamada a abofetearla sin tregua, devolviendo la única lógica posible (la del gol) a la maniobra de una selección históricamente atenta, ante todo, a no llevárselos. .
Y precisamente el ataque sigue siendo el punto débil de esta versión de los azzurri. La advertencia lanzada por Conte durante la semana ("Solo jugarán los habituales en los clubes") no es más que una constatación del final del proyecto Zaza-Immobile con el que el técnico había iniciado su ciclo, y de la dificultad de encontrar un delantero centro para erigir en el punto de referencia.
Esta noche jugará Graziano Pellè, el delantero centro de exportación que hizo fortuna entre Holanda e Inglaterra, después de no haber sido nunca profeta en su tierra natal. Al menos siempre juega en el Southampton. A sus lados debería evolucionar en cambio el nativo Eder, protagonista de un gran comienzo de campeonato, y uno entre Candreva y Gabbiadini.
Frente a Buffon la línea de cuatro formada por Bonucci y Chiellini en el centro, y Darmian y Pasqual en los laterales, mientras que en el centro del campo, entre Verratti y Bertolacci, la sempiterna Pirlo, el primero de azul tras el inicio de su experiencia crepuscular en Estados Unidos. Para calentar nuestros corazones tibios todavía necesitamos al Maestro.