Una enmienda a la ley de estabilidad para 2014 pedía la cicr (bueno, sí, ¡el CICR todavía existe!) para adoptar una disciplina en virtud de la cual "los intereses periódicamente capitalizados no pueden producir más intereses que, en operaciones de capitalización posteriores, se calculan exclusivamente sobre el lote principal". La sentencia es incomprensible, también porque los intereses están capitalizados o no. En un intento de interpretar la voluntad del legislador, el pasado 24 de agosto el Banco de Italia puso en consulta una propuesta de resolución, la cual a la fecha no ha sido implementada.
El punto clave es que la norma exige no sólo abolir laanatocismo interino, pero en general para abolir la tasa compuesta, que existe solo en países regidos por la sharia. Aun descontando que muchos parlamentarios apoyaron esta propuesta pensando que se refería sólo al anatocismo, llama la atención lo poco que la cultura económica ha logrado abrirse camino en el Parlamento.
Por lo tanto, es necesario explicar analíticamente que, por ejemplo, este estándar dificulta mucho el uso de algunos formas tecnicas de credito como el crédito en cuenta corriente que tiene la gran ventaja de la flexibilidad a favor del cliente. Con la tasa compuesta, si el cliente no tiene liquidez para pagar 10 euros al final del primer año (en un préstamo de, digamos, 100 euros a una tasa del 10%), tendrá la opción de pagar en el final del segundo año el interés compuesto, o 21 euros. Con el nueva norma, el banco debería obligarlo a pagar intereses el primer año porque ciertamente no puede hacer un nuevo préstamo de 10 a cero intereses.
El Banco de Italia intenta solucionar el problema (arte. 4 de la propuesta) por una parte, al prohibir, lo que parece totalmente aceptable, la capitalización infraanual de intereses y, por otra, al establecer un complicado mecanismo en el que a) "los intereses se contabilizan separadamente del principal" y se hacen exigibles a los sesenta días yb) transcurrido dicho plazo, “el cliente podrá autorizar el cargo de intereses en la cuenta o tarjeta; en este caso, el importe adeudado se considera una emisión de principal” y, por tanto, devenga intereses.
Esperamos que los abogados del Banco de Italia hayan logrado encontrar el cuadratura del círculo, pero a juzgar por el tenor de una reunión reciente de la Asociación Nacional de Consultores Técnicos de la Oficina, hay razones para dudarlo. El informe de apertura de la Conferencia se titula "El interés compuesto, borrado por el Parlamento, reaparece en la resolución del CICR: 'los trucos' del Banco de Italia".
El informe concluye con una ominosa predicción que ya se está haciendo realidad en muchos tribunales: "(La resolución) seguirá siendo un cobertura débil a conductas antijurídicas con la lamentable reflexión de que tales conductas no serán filtradas en la labor de la Autoridad de Control y la carga de recuperarlas y corregirlas quedará exclusivamente a cargo del Poder Judicial”. No está claro cómo los expertos financieros pueden hacer sugerencias sensatas a los jueces si no entienden que todos los cálculos intertemporales, incluidos los de herramientas muy simples como Bots o BTP, solo pueden basarse en la tasa compuesta.
Sin embargo, debe tenerse en cuenta que para muchas personas con información privilegiada el interés compuesto es un delito grave, un crimen. El daño será entonces considerable: se estrechará aún más el crédito a las empresas, se llevarán a cabo juicios innecesarios contra los bancos, se debilitará la autoridad de la Superintendencia. De cara al futuro, el asunto es bastante grave y justifica un nuevo intento del Gobierno de volver al Parlamento para cambiar la ley y adaptarla a la sentido comúnasí como, como ya nos ha recordado la Comisión Europea, las normas internacionales. Nos quejamos de las limitaciones que otros quieren imponer a la naciente unión bancaria. Pero pocas reglas hacen más daño que ésta que nos autoinfligimos en espléndida soledad.