sobre la mesa de Angelo Sticchi Damiani, presidente del Automóvil Club de Italia, Ha llegado el enésimo dossier relativo al Club Bresciano, enredado en historias poco edificantes, constantes riñas entre presidentes y socios, pleitos interminables, presupuestos rechazados y consecuentes comisarios. De fondo vuelve a destacarse el negocio de Mille Miglia, el papel jugado en el mercado de antigüedades de los coches antiguos, el secreto guardado incluso frente a frases muy claras sobre el contrato entre Mille Miglia y la fábrica de relojes Chopard: un contrato que Se presume millonario y todo a favor de la casa de Ginebra. Las cuentas del Automobil Club de Brescia, rechazadas en la asamblea hace unas semanas, preludio de la tercera sindicatura, que hasta ahora se han mostrado impotentes para redimir un conflicto sin precedentes entre ilustres industriales, reconocidos abogados y rentistas de larga data. Así sucede que el éxito económico del vicepresidente de Confindustria Aldo Bonomi ser diluido por las violentas acusaciones de otro gran capitn de la industria, queattilio camozzi que quiere a toda costa "expulsar" del Club Bresciano a todos aquellos que han hecho lo feo y lo bonito bajo el paraguas del deporte y los motores desde mediados de los 80.
En el fútbol ciertamente no es ejemplar el final del Brescia Calcio, tan lejos de la tradición de eficiencia y sobriedad de la mayoría de la fabricación de las provincias italianas. El Brescia Calcio, habiéndose quedado sin ánimo y vaciado los bolsillos de Gino Corioni, se coló en la vieja Serie C, salvada del deshonor de la quiebra por la intervención de Marco Bonometti, presidente de los industriales brescianos, dueño de OMR y aspirante a suceder a Giorgio Squinzi. Otros brescianos, vástagos criados en rotaciones familiares, condenaron el escudo de armas de Parma a un destino tan bajo que ni siquiera Tanzi y Parmalat habían llegado tan lejos. Tommaso Ghirardi exprimió como un limón ese "buque insignia" con deudas cercanas a los trescientos millones de euros, escapándose de sus compromisos con una "venta" repentina que vio en el candelero a un conocido personaje que lleva años pasando, sin un céntimo, las nuestras ligas. Incluso a sus socios Medeghini (hasta el 40% del capital) no les fue mejor. En estas horas se han soltado las esposas a los herederos del que fuera uno de los grandes imperios lácteos del valle del Po, asfixiado por casi 500 millones de deuda. En Darfo Calcio, el albanés Ghezu Sallaku, aclamado como nuevo presidente como ejemplo de extranjero hecho a sí mismo, fue detenido hace unas horas por fraude y falsos asientos contables, sacando a la luz un activo inmobiliario entre Milán, Brescia y el lago de Como. 'Iseo completamente envidiable.
Casi se diría que el deporte trae mala suerte.
La Cámara de Comercio de Brescia, antaño muy poderosa, muy rica y muy generosa, está bajo el cuidado y el bisturí de Giuseppe Ambrosi, el rey de la mantequilla, empeñado en llegar a fin de mes tras la masa de deuda acumulada a lo largo de los años de la presidencia de Franco Bettoni, con el peso de onerosas compromisos y de edificios difíciles de colocar o de reconvertir después del final de todas las ambiciones justas en la ciudad. Incluso la criatura querida de Brebemi, la autopista privada encargada por Bettoni, no puede despegar y las hipotecas difícilmente se cumplirán sin una intervención masiva de dinero público. El aeropuerto de Montichiari ha volado y los brescianos se han quedado con muchas narices ante la concreción de los venecianos por un lado y los bergamascos de Orio por otro. Pero nadie es culpable y nadie recita el "mea culpa", ni siquiera ese Presidente de la Provincia que, mientras Giorgio Fossa (Sea, Sacbo y Montichiari) le presentó el plan estratégico aeroportuario del Norte, con el 70% de los pasajeros y el 90% de las mercancías transportadas, permanecieron silenciosos e impasibles, prefiriendo al proyecto el poder de nombrar a un par de amigos en la junta directiva del asfixiado aeropuerto de Bassa por unos años.
Otras cosas marcan los tiempos: del sueño de un Museo del Trabajo que durante más de treinta años ha atormentado a los herederos morales de Gino Micheletti hasta el Galería de arte Tosíocerrado por falta de fondos.
La leona está en una jaula.! Ciertamente lo es desde el punto de vista de los intereses colectivos. No bastan los éxitos de muchas empresas y de muchos emprendedores: un éxito limitado a la empresa ya la crónica de los estados financieros anuales. Es el espíritu de una ciudad ganadora que se ha ido; una ciudad que creció en la dinámica empresarial de una sociedad abierta como la de la posguerra, donde los "buenos del oficio" supieron emerger del destino histórico de las clases trabajadoras, pasando de la fragua a la gran complejo industrial, desde la provincia hasta los mercados internacionales. Este es el espíritu que se ha dispersado, ciertamente no porque descanse sobre las rodillas de Júpiter, sino porque fue gobernado por manos demasiado débiles en el desafío competitivo global. Las envidias provincianas, los odios latentes, el conflicto y la no competencia han caracterizado a gran parte de la generación heredera de la de los padres constructores.
Un ejemplo de estos días, una empresa histórica que durante veinte años ha sido gobernada y dirigida con éxito por un grupo familiar compacto y cohesionado, que posee el 75% de las acciones. La oposición se queda con un primo que siempre ha desafiado los presupuestos y atascado los tribunales, ya sea que cierren en ganancias o que las ganancias se dirijan a nuevas inversiones. Sin renunciar al papel timbrado, ¿qué inventó el primo minoritario? Repartió una acción a cada uno de 200 brescianos, vips por herencia, profesionales, amigos del golf, parlamentarios de derecha e izquierda, gente de nobles entrañas y nuevos empresarios: una legión sin poder alguno pero capaz de hacer la gestión burocrática de las Asambleas. complicado Un economista de Brescia que en Milán ha seguido muchas vicisitudes de las familias industriales lombardas, cuando le conté la historia, respondió: “Harán como el ejército de Franceschiello que frente al enemigo recibió la orden de muina facite”.