La fecha de las próximas elecciones políticas está fijada para el 4 de marzo de 2018. Esta es la hipótesis de la que hablan hoy varios diarios italianos. En ese escenario, el presidente de la República, Sergio Mattarella, debería disolver las Cámaras el próximo 27 de diciembre.
El fin de la legislatura tres meses antes del plazo natural pretende salvaguardar al Gobierno de cualquier tropiezo parlamentario tras la aprobación de la ley de presupuestos.
En definitiva, el Ejecutivo no debe llegar tullido a las elecciones. ¿La razón? No es seguro que de las urnas surja una mayoría capaz de gobernar el país, por lo que no se puede descartar que el equipo de Gentiloni se vea obligado a permanecer en el cargo más tiempo del esperado, al menos para la actualidad.
Por lo tanto, Gentiloni no subirá al Quirinale renunciando a su mandato, simplemente declarará su tarea "agotada". De esta manera, se garantizará la continuidad de la acción de gobierno si de las urnas no surge una mayoría bien definida o los tiempos para la formación de la mayoría en el parlamento resultan más largos de lo esperado.
