Lo que acaba de terminar fue un fin de semana electoral con resultados abrumadores. En Francia gana el centroderecha, mientras que la extrema derecha de Marine Le Pen repite las hazañas de la semana pasada y los socialistas se derrumban, consiguiendo solo quedarse con el bastión de París, donde la socialista Anne Hidalgo se convierte en la primera alcaldesa. En Turquía, sin embargo, las fuerzas seculares fracasan en las maniobras de acercamiento: Erdogan triunfa una vez más.
Tras la segunda vuelta de las elecciones municipales, "el primer partido en Francia es la UMP", exultó el líder conservador, Jean-Francois Copè, fuerte con su 45,91% a nivel nacional, frente al 40,57% de los socialistas y el 6,84% de los Frente Nacional. Según datos del ministro del Interior, Manuel Valls, tras arrebatarle 90 ayuntamientos a la derecha en 2008, la izquierda pierde ahora 155 de los más grandes (más de 9.000 habitantes). “De izquierda a derecha pasan diez ciudades de más de 100.000 habitantes –precisó Valls–, así como 40 municipios entre 30.000 y 100.000 habitantes” y 105 “entre 9.000 y 30.000 habitantes”.
El caso de Limoges es sensacional, desde 1912 gobernado por la izquierda, y pasó al centro-derecha. Los socialistas también perdieron Saint-Etienne, Reims, Quimper, Nevers, Dunkerque, Angers, Tours y Amiens. En cambio, conservan Metz, Rennes, Brest, Lens, Estrasburgo y conquistan Aviñón. El movimiento de extrema derecha de Marine Le Pen -que presentó candidatos en solo 600 municipios de más de 36.000- ha conquistado 13 ciudades, incluidos dos centros importantes, Frejus y Beziers. En este punto, el gobierno de François Hollande se encamina hacia una remodelación.
En cuanto a Turquía, Recep Tayyip Erdogan proclama la victoria y amenaza a sus oponentes: “Pagarán el precio” de meses de tensiones y desafíos, que transformaron las administraciones de ayer en una especie de referéndum sobre el propio primer ministro turco. Las encuestas reconfortaron al jefe del Ejecutivo: con el conteo de votos prácticamente terminado, los candidatos de su Partido Justicia y Desarrollo (AKP) se confirmaron con una clara victoria. Alrededor del 45% de las preferencias, muy por delante del principal competidor, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, centro-izquierda), que se quedó en el 28,5%.
Erdogan, por tanto, se relanzó contra la oposición y, sobre todo, contra "los traidores" de la hermandad del imán Fethullah Gulen, a los que acusa de conspirar para derrocar a su gobierno. “Hoy el pueblo de Turquía ha desmantelado todos los planes y trampas amorales, se ha demostrado que los que han atacado a Turquía estaban equivocados – afirmó el primer ministro ante miles de sus seguidores reunidos frente a la sede de Akp en Ankara -. No habrá un estado dentro de un estado, ha llegado el momento de eliminarlos”.
El AKP mantuvo el control de la ciudad más grande del país, Estambul, mientras que en Ankara se contaron las papeletas de la noche a la mañana con una diferencia muy cercana al CHP, unos pocos miles de votos, y el resultado final podría darse tras un recuento parcial. Esmirna, la fortaleza de los laicos, parece ser confirmada por el Cap. Al margen de las grandes elecciones nacionales, pero confirmando un clima de tensión generalizado y rivalidades que a menudo desembocan en derramamiento de sangre, la jornada electoral en Turquía registró 9 muertos.
