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Elecciones regionales en Lombardía y Lazio: Meloni gana pero su gobierno no convence

Lo que realmente está en juego en las elecciones regionales de Lombardía y Lazio está en el equilibrio interno de la mayoría: ¿se fortalecerá o debilitará el gobierno?

Elecciones regionales en Lombardía y Lazio: Meloni gana pero su gobierno no convence

Como es habitual, cada elección local determina variaciones en el equilibrio político del gobierno de Giorgia Meloni en Roma. Estos también elecciones regionales 2023, que además atañen a dos regiones de gran importancia como son Lombardía y Lazio, podría traer algunos sobresaltos a nivel central. Es cierto que el centro-derecha debería ganar la presidencia de ambas regiones dado que los opositores se presentan divididos y con coaliciones divergentes en las dos regiones. 

Elecciones autonómicas: Meloni se arriesga a un centroderecha en ebullición

A nivel local, estas elecciones no parecen haber despertado gran interés entre la ciudadanía. Si la abstención es alta, como parece, esto también debería ser evaluado cuidadosamente por la política nacional porque sería una señal de persistencia. crisis del partido por un lado, y por el otro la media luna decepción hacia el instituto regional y en términos de cuidado de la salud, principal ámbito de responsabilidad de los gobiernos regionales, ciertamente no han demostrado que saben gobernar. 

Los partidos de centroderecha compiten entre sí porque temen el efecto "salvamento al vencedor", es decir, un aumento de votos de los Hermanos de Italia que después de haber pasado en unos años en las dos regiones de cerca del 5% al ​​26-27% de las políticas de septiembre pasado, ahora podría superar el 30%, sobre todo a costa de sus aliados gubernamentales. En efecto la Liga que en Lombardía rondaba el 30% en políticas recientes había bajado al 13,9%, mientras que Forza Italia pasó de más del 14% en 2018 a poco menos del 8%. No es casualidad que Salvini se muestre nervioso y en su búsqueda de cierta visibilidad no deja de decir cosas extravagantes o muy graves, tanto que despierta desconfianza y desconcierto incluso entre sus fieles electores. Atacar al Presidente de la República por ir a Sanremo a celebrar el 75 aniversario de la Constitución es un disparate descarado. Pero más grave aún es la batalla para evitar que Zelensky se presente en el Festival y los intentos de boicotear nuestro apoyo al ejército ucraniano proclamando una neutralidad que huele tanto a presión de Putin que Salvini no puede negarse. 

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Berlusconi se esfuerza por hacerse ver en la campaña electoral y sigue afirmando que su partido es fundamental para el equilibrio del gobierno, cuando en realidad no puede tocar la pelota más que para sacar modestas propuestas de apoyo a la clientela electoral. 

En resumen, en el coalición de centro-derecha cada uno trata de robarle votos a su vecino con un juego que quizás sea de suma cero y no podrá detener la salida de votos moderados hacia Moratti y el tercer polo que en Lombardía parte de un buen 10% y que pretende superar en al menos tres o cuatro puntos ese nivel.

El Partido Demócrata es el gran ausente

Por otro lado, el PD una vez más fue incapaz de señalar una política. En Lombardía se alió con el 5 Estrellas, mientras que en Lazio, donde gobernó con los grillini, se alió con el Tercer Polo, apoyando además a uno que formaba parte del consejo de Zingaretti y que como encargado de la salud había tenido resultados apreciables en contrastar la pandemia de covid. 

Gobierno: es sólido, pero ¿qué hará Meloni después de las elecciones regionales?

Sea cual sea el resultado de la votación el gobierno no parece estar en riesgo. Sin embargo, pueden cambiar equilibrio dentro de la coalición. Un debilitamiento de Lega y Forza Italia podría llevar a una acentuación de la "dialéctica" dentro del Gobierno y el Parlamento porque los perdedores buscarán una mayor visibilidad y sobre todo intentarán que Meloni no marque demasiados goles. La oposición por el momento no parece capaz de incomodar al Gobierno a menos que una gran goleada de Forza Italia no provoque la escisión del grupo parlamentario de Berlusconi deslizando al partido moderado hacia el tercer polo y al que pertenece. Renzulli hacia la Liga o la propia Meloni. En realidad todo pasará a la siguiente etapa electoral y es a las elecciones europeas de 2024. Solo entonces, con el voto proporcional, será posible medir el equilibrio de poder entre los partidos y desencadenar por tanto algún deslizamiento parlamentario. 

Por ahora, el gobierno parece capaz de seguir adelante. ¿Pero para hacer qué? El presidente se atribuye el mérito de haber hecho muchas cosas buenas hasta ahora. Y sobre todo está poniendo muchos hierros en el fuego para este año. Pero si observamos con detenimiento la dinámica parlamentaria, ya hoy podemos ver cómo las disposiciones del gobierno cumplen con muchos obstáculos de la propia mayoría. Los cambios son frecuentes y en su mayoría peyorativos. Y hasta ahora estas son medidas relativamente modestas. ¿Qué pasará cuando se lleve al Parlamento una reforma fiscal, o una regionalización diferenciada, o la reforma del mercado de trabajo y de la renta básica? Sobre todo Meloni no parece capaz de adquirir credibilidad en el panorama internacional como se ve en reciente cumbre europea. Y esto se debe tanto a las posiciones adoptadas en el pasado por ella misma y por su partido como a la persistencia actitud pro-Putin  de Salvini y Berlusconi que levanta muchas sospechas en Europa sobre la sinceridad euroatlántica de la propia Meloni. 

Difícil hacer predicciones. Una cosa es segura: las llaves de nuestro futuro están en manos de los italianos, y no ir a votar no es una buena manera de expresarse. 

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