Sinn Féin puede celebrar una victoria histórica. Y lo es, en el sentido más estricto de la palabra, porque por primera vez en la historia de Irlanda, el partido nacionalista Sinn Féin -partidario de la reunificación con la República de Irlanda- gana las elecciones celebradas este jueves en Irlanda del Norte y en resto del Reino Unido. Michelle O'Neill, líder del Sinn Féin, es por tanto la primera de su partido en convertirse en primera ministra del Ulster (siempre que los demócratas unionistas derrotados no la hagan tropezar, lo que podría retrasar la formación del nuevo gobierno). Y quizás no sea casualidad que sea una mujer la que consiga este sensacional resultado, cuyas consecuencias se medirán en los próximos meses, con Londres ocupada negociando el acuerdo del Brexit con Europa -en parte ya firmado por Boris Johnson- y varado precisamente en la delicada cuestión de las fronteras aduaneras entre Irlanda del Norte, el Reino Unido e Eire. El destacamento, cuando se asignaron 87 de los 90 escaños, ahora está claro.
¿Quién es Michelle O'Neill?
La protagonista de la victoria de Sinn Fin es Michelle O'Neill, de 45 años, nacida Michelle Doris de una familia republicana bien vista en el momento de los disturbios. Su padre Brendan fue preso del IRA, el brazo armado de los republicanos, posteriormente elegido en Dungannon donde ella misma ocupó el escaño en 2005. Siendo muy joven madre, siempre tuvo a su familia a su lado.
El salto adelante fue en 2007 cuando tres grandes nombres (Francie Molloy, Martin McGuinness y Gerry Adams) impulsaron su candidatura a la dirección del partido y fue elegida por la asamblea. Un resultado sorprendente para una mujer joven de clase trabajadora y republicana, casada y mientras tanto madre de dos hijos. De ahí en adelante fue cuesta abajo, ministro de agricultura, ministro de salud y ahora primer ministro in pectore. Su éxito viene precisamente de su corta edad, del deseo de representar a una generación cansada de los conflictos religiosos protestantes-católicos y de liberar al partido del IRA. La campaña electoral se centró íntegramente en ganar votos de centro, sobre cuestiones económicas y sociales (costo de vida y salud) y las crecientes dificultades de los menos pudientes frente a los beneficios de una Irlanda unida. Se basó en la bondad en lugar de la oposición. Y ganó
Cómo fueron las elecciones en Irlanda del Norte
Sinn Fin logró el 29% de los votos de primera preferencia (los primeros que se cuentan en el complejo mecanismo de votación en Irlanda del Norte) al derrocar al Partido Unionista Democrático (PDU), que se detuvo en el 21.3%. Esto proyecta a O'Neill a la silla del primer ministro, el primer líder nacionalista en conquistar el podio con un giro histórico en detrimento de los unionistas.
Ya en la noche del viernes había quedado claro que el Partido Unionista Democrático (PDU) corría clamoroso peligro de perder su papel como primer partido al frente del gobierno. Un papel desempeñado por los sindicalistas de forma continua desde 1921 en Irlanda del Norte.
El otro gran triunfador de las elecciones es la centrista Alianza, con un 13,5% de las primeras preferencias que le permite conquistar el tercer puesto del podio, superando a los otros dos partidos en carrera. Si vas a medir los asientos, la diferencia no es tan sensacional como parecía en un principio. “La derrota del PDU no es catastrófica, sin embargo se pierde la corona”, resume un atento analista.
Fue un mano a mano difícil en la final. Según los últimos datos -cuando se asignaron 87 escaños de 90- el Sinn Féin obtuvo 27 diputados a la Asamblea Legislativa (MLA), el PDU 24, el Partido Alianza 17. En este punto el PDU no puede superar los 25 y por tanto la victoria es seguro. Le siguen el Partido Unionista del Ulster (UUP) con 9, y el Partido Laborista y Socialdemócrata (SDLP) con 7 después de un desempeño decepcionante.
No debe haber dudas de que Michelle O'Neill encabezará el nuevo ejecutivo aunque su nacimiento pueda retrasarse por el boicot a los demócratas. Los factores simbólicos también cuentan para una victoria real y definitiva. Irlanda del Norte está de hecho sujeta a un sistema de coalición obligatoria entre los dos primeros partidos. Y aunque el primer ministro y el viceprimer ministro tienen poderes idénticos, la designación del primer ministro tiene un valor simbólico importante. La asamblea legislativa tendrá que votar sobre la boleta. El PDU ha aceptado el resultado de las elecciones pero insiste en aplazar la designación del gobierno hasta el Protocolo de Irlanda del Norte con la UE, que fija la barrera aduanera tras el Brexit en el Mar de Irlanda. El objetivo final del Sinn Féin es la reunificación con la república irlandesa que se conseguirá con una "encuesta fronteriza", pero no será inminente. De hecho, se habla de una consulta en 5 años.
Elecciones locales en Reino Unido, un mal golpe para Boris Johnson
Las elecciones administrativas en el Reino Unido acabaron con un duro revés para Borsi Jonson: no arriesga el cargo de primer ministro pero ciertamente pone a su partido, el de los tories, en grandes apuros.
Johnson paga por la participación personal en el escándalo Partygate, o el escándalo de las reuniones organizadas desafiando las reglas anti-Covid en Downing Street en la era del encierro. Pero también pesa mucho el escenario económico negativo marcado por la vuelta de la inflación y las facturas elevadas.
En total, fueron a la votación 146 concejos municipales y locales. Los tories han perdido una decena de los más de 30 que han liderado desde 2018, dejando en el camino a unos 300 concejales de casi 2000. Menos de los 550 de las peores previsiones, pero suficientes para crear problemas a nivel nacional.
En particular, arde el deslizamiento de Londres: una ciudad de la que Bojo fue alcalde popular durante 8 años y donde su gente ahora entrega a los laboristas 3 municipalidades distritales emblemáticas (de 32 en total en la capital): Westminster (corazón de los palacios de poder), Barnet (con una fuerte presencia judía) e Wandsworth (pelea cara a Margaret Thatcher).