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Elecciones Brasil 2022: Lula favorito en el desafío con Bolsonaro pero la sombra de China se ensancha y asusta

El domingo 2 de octubre están llamados a las urnas 156 millones de brasileños: Bolsonaro se da por vencido, quizás ya en primera vuelta según algunas encuestas. Brasil es el primer país del mundo en recibir inversiones de China. La economía está luchando pero parece estar recuperándose

Elecciones Brasil 2022: Lula favorito en el desafío con Bolsonaro pero la sombra de China se ensancha y asusta

Después de Italia, elecciones en brasil. El domingo 2 de octubre, la mayor economía de Sudamérica convoca a sus 156 millones de derechohabientes (de un total de más de 220 millones) a elegir entre el presidente saliente, Jair Bolsonaro, y el revivido Calamar, expresidente en la década del XNUMX y según encuestas favorito para el gran regreso, después de casi 600 días en prisión y a la madura edad de 76 años. Según las previsiones, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) podría incluso ganar en la primera ronda, con una ventaja de unos 15 puntos porcentuales, a casi el 50%, aunque es más probable que cierre las cuentas recién en la segunda vuelta dos semanas después. El destino de bolsonaro sin embargo, parece marcado: Lula ha logrado crear el "campo amplio" al estilo brasileño, reuniendo hasta 9 partidos -incluido el suyo- en lo que es la coalición electoral más grande jamás vista en la historia del país. El ex sindicalista es tan consciente de su papel como favorito de haber desertado presencialmente de la televisión del pasado domingo, para no tener ningún desliz. 

Elecciones Brasil 2022: la economía en la campaña electoral central

La suerte, por lo tanto, parece echada, incluso si la última milla de campaña vio el campo tomar el campo de manera prepotente tema de economia. De hecho, sobre la votación se ciernen dos datos importantes: uno que podría estar a favor de Bolsonaro (gobernante ya absoluto en las redes sociales y cuya popularidad pese a todo está recuperando crédito en el último periodo), otro que podría generar incertidumbre, influyendo en los escenarios geopolíticos internacionales. . El clima de confianza economica estaba, según Datafolha, que ciertamente no es una institución cercana al actual presidente, en los máximos históricos de la época Bolsonaro: 3 de cada 10 brasileños cree que la situación ha mejorado en los últimos meses, una cifra baja pero que sube del 15%, mientras que el porcentaje de los que en cambio ven un deterioro de la economía ha bajado de casi el 70% al 50%. Por el momento el las previsiones del gobierno para el PIB hablan de +2,7% este año pero con una desaceleración en 2023, cuando, por ejemplo, según la OCDE, el crecimiento esperado será de 0,8% y no más de 1,2% como se estimó anteriormente.

La sombra de China sobre Brasil

Es en este marco que le corresponde a Brasil la sombra de china. Mientras de este lado del Atlántico nos desentrañamos entre la alianza atlántica y la guerra en Ucrania, Pekín no pierde el tiempo y mientras tanto intenta poner sus manos en el mundo. Es sabido que el gigante asiático, además de extender sus tentáculos en lo posible por Europa y África (donde explota recursos minerales y financia colosales infraestructuras), tiene desde hace algunos años una pasión por América Latina. Brasil en 2021 se convirtió en el primer país receptor de inversiones chinas en todo el mundo: después de la caída en 2020, el aumento fue del 208%, con el valor total en el año calendario casi 6 millones, la cifra más alta desde 2017, cuando fue de 8,8 millones pero con el mismo número de proyectos. Y una vez más nos encontramos ante grandes proyectos estratégicos, centrados sobre todo en los campos de la energía, las telecomunicaciones, pero también la industria y las infraestructuras. Inversiones que han despertado perplejidad en la opinión pública, por el habitual temor de “vender” algunos de los activos del país.

El descontento fue recogido en este caso por ambos campos políticos. El Ministro de Economía Pablo Guedes afirma que el avance chino (al que literalmente llama "chino") no agrada en absoluto al mundo de los negocios, y Lula se ha posicionado en la misma estela, haciendo suyo el estribillo que "China ocupa Brasil.

En realidad estaría ocupando toda América del Sur, dado que si es cierto que el dato de Brasil es el más llamativo -casi el 14% de todas las inversiones chinas a nivel mundial llegan allí-, también en los demás países sudamericanos i préstamos crecieron un 2021% en 30 (sin contar Brasil), frente a un aumento de sólo el 3,6% en el resto del mundo. Mientras desde Europa la sensación es que el eje del mundo se desplaza hacia el Este, el foco de china es por tanto cada vez más el Sur del mundo. Hubo 2021 proyectos financiados en 28 en Brasil, algunos de los cuales son particularmente significativos. En términos de valor, la parte del león se la lleva el sector petrolero (85% del total), gracias en particular al acuerdo entre las chinas CNODC y CNOOC, y Petrobras, por una participación en el área de Buzios. 

Brasil habla cada vez más chino

También es relevante, nuevamente en el campo energético, la privatización de empresa de transmisión de electricidad de Rio Grande do Sul: la licitación fue ganada por CPFL (State Grid) por un valor de alrededor de medio billón de euros. Y eso no es todo: el gigante de las telecomunicaciones Tencent, presente en Brasil desde 2018, está financiando startups fintech a diestra y siniestra: Nubank, QuintoAndar, Cora, etc. Todavía en el campo de la tecnología financiera, Ant financiero (Alibaba group) ha comprado el 5% de Dotz, una plataforma de criptomonedas en línea.

Una inversión en la industria automotriz también es importante: Motores de la gran muralla adquirió la fábrica de automóviles Mercedes Benz en Iracemopolis (Sao Paulo). Brasil habla cada vez más chino, y quizás después de todo le conviene: el comercio con Beijing es muy intenso, con Brasilia exportando enormes cantidades de soja, a cambio de otras materias primas esenciales para su industria. Y a la que podría tener más fácil acceso en el futuro, permitiendo a China plantar otra bandera de riesgo en un país donde, desde 2010 hasta hoy, ya ha invertido la belleza de 70 miles de millones de dólares.

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