Con una estrecha pero clara mayoría, el congreso de socialdemócratas alemanes del SPD dio luz verde al gobierno de Gran Coalición con Angela Merkel: 362 a favor, 279 en contra y una abstención.
Ahora el SPD es un partido dividido pero, si el referéndum de sus miembros lo permite, puede reclamar legítimamente el mérito de haber salvado a Alemania, dándole un gobierno y evitando recurrir a nuevas elecciones y un largo período de inestabilidad. Precisamente fue el espectro de nuevas elecciones, que probablemente habría penalizado aún más a los socialdemócratas que salieron despedazados tras la última consulta electoral, el argumento al que aprovechó el líder Martin Schulz, contestado por los jóvenes Jusos pero capaz de centrar la el objetivo del gobierno. "Sería una locura -dijo contundente- renunciar a la oportunidad de ir al Gobierno a cambiar Alemania y empezar la reforma de la Eurozona".
además de uno Alemania más europea, el SPD está convencido de arrebatar en la fase final de las negociaciones para la formación de Gobierno, una sanidad más justa, un apretón en los contratos de duración determinada y mejoras en el ámbito de las pensiones.
Sin embargo, queda la última incógnita porque en unas semanas, al término de las negociaciones con Merkel, el acuerdo para el nuevo gobierno será sometido al referéndum de los miembros del SPD.
En Alemania, sin embargo, el clima es de confianza y la opinión pública está convencida de que al final habrá un gobierno de Gran Coalición.
"Todavía tenemos mucho trabajo por hacer, pero el camino está despejado para las negociaciones de coalición", comentó con un suspiro Angela Merkel, que está a punto de formar su cuarto gobierno.