Una huerta de alta tecnología para cultivar microverduras en la Luna: no solo estamos pensando en misiones espaciales sino que ya estamos estudiando cómo lograr que los primeros habitantes que pisen nuestro planeta de forma permanente tengan la oportunidad de sentarse a la mesa y comer verduras frescas de temporada. El proyecto de cultivo verde en la luna o en entornos extremos como los polares se centra en montar un 'invernadero iglú' especial diseñado para soportar temperaturas muy bajas con la simulación de misiones espaciales gracias a técnicas avanzadas de realidad virtual inmersiva. Este es el desafío de V-GELM (Virtual Greenhouse Experimental Lunar Module), el proyecto experimental que comenzó en el Centro de Investigación Casaccia con el objetivo de desarrollar un módulo de cultivo lunar combinando técnicas innovadoras de cultivo hidropónico con experimentos virtuales para apoyar la vida de astronautas en futuras misiones a largo plazo. El proyecto involucra a un equipo de investigadores de ENEA y estudiantes del Centro Interdepartamental para el Territorio, la Construcción, la Restauración y el Medio Ambiente (CITERA) y la Universidad Sapienza de Roma y Tuscia.
V-GELM ha sido seleccionado entre los mejores proyectos realizados por equipos universitarios de todo el mundo en el marco de la misión IGLUNA 2020 de la Agencia Espacial Europea (ESA)
En concreto, el proyecto se divide en dos fases: la primera involucró a estudiantes e investigadores, en colaboración con Mars Planet Society, en el diseño arquitectónico y funcional de los espacios simulados mediante técnicas de realidad virtual inmersiva. En la segunda entra en escena Hort3, la innovadora huerta de ENEA donde se probará el cultivo hidropónico de dos variedades particulares de rábano, Daikon y Rioja, dentro de una carpa particular denominada "EGG" por su particular forma de huevo, fabricada desde la Universidad de Milán.
“El experimento virtual permite brindar al público una perspectiva interactiva realista apta para simular ambientes, las operaciones a realizar y también para realizar análisis ergonómicos. De esta forma es posible identificar cualquier problema crítico desde el principio y reducir los costes de desarrollo de módulos espaciales y tiempos de formación de los astronautas”, subraya Luca Nardi del Laboratorio de Biotecnología de ENEA.
El módulo desarrollado por ENEA en el marco del proyecto Hortspace, financiado por la Agencia Espacial Italiana (ASI), consiste en un sistema de cultivo hidropónico multinivel de ciclo cerrado de 1 m3 con iluminación LED donde se cultivan las diferentes especies de microhortalizas especialmente seleccionadas para alcanzar la etapa de crecimiento ideal para el consumo dentro de 10-15 días.
“Se trata de un sistema de cultivo sin suelo con reciclaje de agua, sin el uso de pesticidas y agrofarmacéuticos, capaz de garantizar a los tripulantes de las misiones espaciales alimentos frescos de alta calidad y un correcto aporte nutricional –explica Luca Nardi– sin olvidar el beneficio psicológico que otorga el crecimiento de plantas en ambientes confinados, como los de futuras bases extraterrestres o incluso en ambientes extremos, como desiertos cálidos y fríos”.