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PASÓ HOY – El decreto de San Valentino que detuvo la escalera mecánica

El 14 de febrero de 1984, el gobierno de Craxi emitió el decreto de San Valentino que enfrió la escalera mecánica y la inflación, desatando la oposición del PCI de Berlinguer, que luego perdió el referéndum.

PASÓ HOY – El decreto de San Valentino que detuvo la escalera mecánica

El 14 de febrero de 1984 queda recordado en la historia del gremio y del país por el llamado “Decreto de San Valentín”, la disposición con la que el Gobierno de Craxi intervino en la dinámica de la escala móvil: el automatismo que vinculaba los salarios al aumento del costo de la vida y que, objetivamente, era un componente esencial de la inflación, cuya tasa en ese momento viajaba en dos dígitos y, a menudo, en dobles decenas.

La intervención consistió en una corte de cuatro puntos (que luego se redujeron a tres con la conversión del decreto) de los previstos para el año. La disposición (que introdujo un punto de inflexión en una negociación de un año) fue oposición del PCI con una dura batalla parlamentaria y, en los lugares de trabajo y en las plazas, por el componente comunista de la CGIL, mientras los socialistas, la CISL y la UIL acordaron con el Gobierno

Los comunistas usaron una prudencia inteligente, como si hubieran atesorado la experiencia de 1948; nunca hicieron uso del derecho de la mayoría en todos los órganos ejecutivos a decidir y convocar huelgas involucrando sólo a la CGIL (sólo hubo abstenciones de trabajo "espontáneas", hechas en el lugar, con el método habitual). Donde pudieron, los comunistas usaron consejos de fábrica (los llamados autoconvocados), conformando un grupo que se encargó de la adopción de las iniciativas de lucha. Los delegados pertenecientes a las demás organizaciones gremiales fueron exhibidos como tantas madonas peregrinas.

Luego estaban los habituales comités intelectuales, dispuestos a protestar contra el ataque a las libertades sindicales. En el Parlamento, los grupos del PCI y de la Izquierda independiente (integrada por la flor de los economistas) hicieron una contundente acción de boicot durante la conversión del decreto: como si se tratara de un acto de fe, todos se inscribieron para hablar y participaron en la discusión. 

Luego estaba la plaza. A Roma, a fines de marzo, llegaron cientos de miles (se hablaba de un millón). Enrico Berlinguer, líder indiscutible del PCI, los esperaba en el Lungotevere y al pasar les exhibió la primera página de la Unidad con un titular en letras grandes. "Aquí estamos". Un grupo de cineastas se puso a disposición para filmar el evento. como Dios quiso el decreto fue convertido. Derrotado en el Parlamento, el PCI promovió una referéndum derogatorio que tuvo lugar en 1985 y terminó con una clara victoria para el No.  

Entonces comenzó un lento pero inexorable caída del PCI que había sido derrotado en dos ocasiones con la pretensión de expresar un derecho de veto sobre problemas relativos al mundo del trabajo. El contragolpe en la CGIL era pesado La suerte quiso que Confindustria fuera la que sacara las castañas del fuego con un magistral golpe de efecto. A las 14 horas del lunes (a la hora en que la gente todavía votaba desde hace dos días), mientras cerraban los colegios electorales, llegó a la sede de las Confederaciones. una carta de rescisión del contrato sobre la asignación contingente.

Confindustria no había querido perturbar la votación y había golpeado incluso antes de que comenzara el recuento, como si quisiera elegir una "tierra de nadie" destinada a durar un momento. Los sindicatos se encontraron una vez más en las trincheras contra su adversario natural. Lama evitó que la CGIL se enredara en polémicas y retomó el control de la situación, restableciendo las relaciones con las demás organizaciones sindicales. El eslogan del principio Etapa final de la escalera mecánica. Primero, se negoció otro mecanismo con el Gobierno como empleador de los empleados públicos. Este acuerdo también contó con la adhesión de Confindustria y de casi todas las demás organizaciones empresariales. Así el Gobierno pudo implementarlo con una disposición legislativa y extenderlo a todo el mundo del trabajo dependiente. La ley tenía plazos. El Gobierno amplió el marco legislativo en un par de ocasiones, hasta que, en 1991, decidió que no seguiría por ese camino y quiso dejar el asunto en manos de los interlocutores sociales.

En julio de 1992, en el protocolo triangular firmado por iniciativa del Gobierno de Amato la escalera mecánica desapareció del escenario junto con cualquier otro mecanismo de indexación automática de nómina. Mientras que en 1993, en el pacto de concertación promovido por el Gobierno de Ciampi, finalmente se nuevo mecanismo de negociación salarial, que no incluía ningún modelo de revalorización automática de los salarios con respecto al costo de vida. La función de recuperar el poder adquisitivo de los salarios quedó encomendada a la negociación nacional. Para que conste: los excomunistas, después de haber cambiado varias veces de nombre y de reconocer, tardíamente, que habían cometido tantos errores, todavía hoy no admiten que libró una mala batalla en 1984 y 1985. 

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