Calificación del autor: 2/5
Dos cabos del ejército británico durante la Primera Guerra Mundial, en la frontera entre Francia y Alemania, deben entregar un importante mensaje a un general ante un asalto que podría poner en peligro a más de 1700 soldados. Esta es la trama de 1917, la película del director Sam Mendes, nominada a 10 premios Oscar.
La historia se extrae de las memorias de los soldados que realmente lucharon durante el gran conflicto en Europa y, en particular, en aquella parte de la guerra que se desarrollaba en las trincheras, donde se disputaba cada centímetro de tierra. Para cumplir con su importante tarea, los dos soldados deberán atravesar tierra de nadie, entre charcos llenos de cadáveres, minas y francotiradores. No se espera un final sorpresa. La particularidad de la película es sobre todo por la parte "tecnológica".
Muy largo planes de secuencia de considerable complejidad, resuelto únicamente gracias a un montaje digital. En cierto sentido, la película se resuelve casi en esta dimensión totalmente ligada a una visión subjetiva del drama bélico. Las personas, los sentimientos, la historia, el patetismo están encerrados en el espacio comprendido por el ángulo de disparo y por las herramientas que te permiten mantener la cámara fija en el sujeto. No hablemos de los actores: dos jóvenes desconocidos que realizan su trabajo con dignidad. El guión es mínimo: lo suficiente para mantener unida una historia de un día o un poco menos.
Otro elemento importante a tener en cuenta es el tamaño del juego. La guerra, como es sabido, es la continuación de la política por otros medios y no es casualidad que entre estos se utilice la metáfora del juego. 1917 parece un gran videojuego sin interacción con la audiencia: cómo olvidar las imágenes de obligaciones y su interminable serie cuando uno de los dos cabos se encuentra entre los escombros de una ciudad bombardeada e intenta escapar del enemigo que quiere matarlo o cuando deambulan por las trincheras con el arma apuntada?
Hablamos de un videojuego de enorme éxito comercial que ha marcado la cultura de las imágenes bélicas de generaciones enteras en todo el mundo y del que se han vendido millones de copias. Claramente, incluso el cine puede verse afectado por el "encanto" si podemos hablar de ello. El hecho es que 1917 parece muy lejos del tipo de películas de guerra que tuvieron (y aún tienen) un gran éxito. El título que más fácilmente viene a la mente, aunque solo sea por la inspiración de hechos reales, es Salvar al soldado Ryan de Steven Spielberg de 1998 pero, precisamente, hablamos de Spielberg que, no por casualidad, ganó el Oscar al mejor director con este título.
Luego, más recientemente, La batalla de Hacksaw Ridge dirigida por Mel Gibson en 2016 y, al año siguiente Dunkerque de Christopher Nolan que tampoco bromeaba con los efectos especiales. ¿Cuál es la diferencia con 1917? En las otras películas hay mucha más humanidad, mucho más cerca de un drama epocal, existencial y universal que no alcanza para tratar sólo con la lógica de las imágenes de los videojuegos. A algunos incluso les puede gustar esta película. Quedará por verse si puede ganar algún reconocimiento.