Demasiados contagios, demasiados jóvenes infectados. El virus vuelve a dar miedo y el Gobierno no podía quedarse de brazos cruzados, con la curva de contagios que ha vuelto a subir en los últimos días, volviendo a los niveles de mayo, cuando todavía estábamos en plena emergencia. Así, el ejecutivo, con todo respeto a los veraneantes y directores de discotecas, ha decidido cerrar las discotecas hasta el 7 de septiembre y salones de baile y hacer obligatorias las mascarillas de 18 a 6 incluso al aire libre en lugares con riesgo de aglomeraciones: demasiados riesgos de desencadenar brotes que luego se trasladarían a las grandes ciudades al volver de vacaciones, sin poder controlar a todos los chicos.
La decisión se produce después de una reunión con los presidentes de las Regiones convocada por el Ministro de Asuntos Regionales Francesco Boccia: la parada se aplica no solo a las discotecas reales, es mejor aclararlo de inmediato, sino a cualquier lugar donde se realicen veladas de baile, desde salones de baile e incluyendo las playas (no corre riesgo la apertura diurna, pero sí la nocturna). El Gobierno ya había advertido a los gobernadores, que hace apenas 48 horas habían pedido no tomar ninguna acción, dejando la responsabilidad de tomar medidas más restrictivas a las Regiones individuales, como hicieron Bonaccini y Zaia en Emilia-Romagna y Veneto, disponiendo que solo se podía bailar con máscara y con espacios a media capacidad.
Hasta hoy solo Calabria y Basilicata habían cerrado las discotecas, mientras que las demás regiones habían sucumbido a las peticiones de los directivos de los clubes. "Cuatro mil millones de euros están en riesgo", dijo el Silb (sindicato italiano de clubes de baile), y agregó que a partir de hoy solo el 10% de los aproximadamente 3.500 establecimientos en toda Italia habían reabierto. Para resarcir los daños, el Gobierno ha creado un fondo para indemnizar a los directivos, que asciende a 100 millones de euros.
Cabe destacar que la cantante Elettra Lamborghini ha suspendido todos sus conciertos ("No estamos listos") para evitar nuevas oportunidades de contagio
