Más flexibilidad para el crecimiento, menos austeridad. Italia insiste y pretende actuar sobre las inversiones a separar del Pacto de Estabilidad con la UE Este es el tiro en el brazo que tendría en mente el gobierno de Renzi en la compleja negociación que se abrirá tras el Brexit. Las pautas se indicaron el lunes por la noche después de cumbre del trío Hollande-Merkel-Renzi.
Las cifras hipotéticas -completamente extraoficiales- fluctúan de 5 a 15 mil millones y no dejan de ser teóricos pero indican la voluntad y el alcance del compromiso al que apunta el gobierno italiano. El ministro de Desarrollo, Carlo Calenda, sería el encargado de presionar para excluir inversiones del pacto europeo. De esta forma, se obtendría una valiosa oferta, observan fuentes gubernamentales, para insertar medidas como la Irpef recortó la maniobra para 2017, anticipando así el calendario del programa original que pretendía reducir los impuestos personales en 2018. El lunes, el primer ministro Renzi dejó clara su determinación en la batalla por el crecimiento cuando advirtió que "el déficit pero también el superávit deben ser considerados un problema de algunos paises". Un mensaje claro dirigido a la canciller Angela Merkel.
Pero es sobre todo método y voluntad política de lo que habla Renzi el primer lunes 'post-Brexit'. En las habituales comunicaciones al Senado y la Cámara que precedieron al Consejo Europeo, en curso el martes en Bruselas, Renzi dejó claro el sentido del mensaje que luego reiteraría en las declaraciones conjuntas con Merkel y Hollande el lunes por la tarde en Berlín. "No se puede hacer la vista gorda" pero hay que respetar la voluntad del pueblo británico, dando sustancia a la salida de Gran Bretaña de la UE, sin "pasarse un año hablando de procedimientos". Y luego "pasar la página" en la configuración de la UE.