Nuestra identidad vale menos de un dólar. Mucho menos. Para ser precisos, la información más simple (edad y género) se vende a un precio de $0,0005 por persona. Casi regalado. La investigación del Financial Times sobre el mercado de datos personales ha revelado lo poco que valen nuestras vidas, en términos de información que se comercializa.
Los vendedores de nuestros perfiles personales son empresas que se especializan en entrometerse en la vida de otras personas. Recopilan información sobre nuestros datos sensibles y no sensibles, nuestros gustos y preferencias, los contactos de los que nos rodeamos, nuestras aspiraciones y ambiciones. Empaquetan información sobre todos nosotros y luego la venden. Cuantos más seamos, más ganan estas empresas.
Todo sucede en Estados Unidos., donde la privacidad se considera casi nula. En Italia la situación es, afortunadamente, muy diferente: el lobby del "sistema de Washington" tiene enemigos acérrimos en Italia y difícilmente lo tendrá fácil al querer llevar un poco de América al maletero. Un poco de esa América que, sin embargo, casi nadie gusta. Un poco de esa América que al menos nos hace reflexionar sobre el alto precio que pagamos (nuestras identidades) cuando navegamos por Internet.
